Desde hace mas de 50 años hay un lugar en Polanco que se jacta de tener las mejores hamburguesas de toda la CDMX. Desde que tengo uso de memoria está ahí como la Puerta de Alcalá: impertérrito ante las modas e incólume ante el embate de la modernidad y el siglo XXI.
El restaurante Embers, en la Avenida Ejército Na- cional 840 esq. Séneca, Polanco, es el legado de otra época, de otro México menos globalizado. En una zona donde la hamburguesa fastfood reina y la oferta gastronómica media y de alta calidad es abrumadora, que un restaurante de hamburguesas sobreviva tanto tiempo es significativo. Algo bueno deben de hacer. 53 tipos de hamburguesas conforman el menú. Básicamente es la misma hamburguesa planteada con más o menos complementos. Está, por ejemplo, la Argentina: bañada con salsa de chimichurri y con rebanadas de cebolla cruda; también puede uno zamparse la Pizza Burger: con salsa de pizza, especias italianas, aceite de olivo y mozzarella de Chihuahua. Se puede pedir el pattie de carne en tamaño normal o grande. La verdad no todas se antojan, pero cuando uno sabe lo que quiere, la elección es sencilla.
Yo me decidí por la Jessie James: 400 grs. de carne con “queso” Cheez Whiz, aguacate y tocino. Llegó la hamburguesa y de entrada me sorprendió el Pan Bimbo industrializado. Más pequeño que la carne de 400 grs, la cual rebosaba y rebasaba la capacidad del bollo. La carne sabía muy bien, pero, aunque no me parecía carne congelada, sí me supo a carne genérica que, para ayudarle un poco con el sabor, tenía complementos como el Maggi y/o la inglesa.
Buen sabor, aunque no lo que esperaba para un lugar con más de 50 años haciendo hamburguesas. Aun así, vale la pena darse una vuelta. Simplemente como para tener una ventanita a otro tiempo y a otro modo de concebir las cosas. El lugar se conserva exactamente como lo tenía en mi memoria: ni mas ni menos. La hamburguesa no es mala, simplemente no está a la altura de los estándares a los que, poco a poco, nos hemos ido acostumbrando con burger joints modernos.
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