Fotografía: cortesía
En la Zona Metropolitana del Valle de México hay 44 estaciones de monitoreo que indican los niveles de los contaminantes.
Los colores que percibimos a lo lejos, el ardor en los ojos y el sentido del olfato pueden indicarnos que no hay buena calidad en el aire, sin embargo, en la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México realizan una tarea exhaustiva para informar a toda hora la situación respecto a la contaminación.
A través de la Dirección General de Calidad del Aire se realiza un monitoreo de contaminantes, basado en métodos, referencias y criterios de equipos utilizados por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (US EPA, por sus siglas en inglés) y con las requeridas en la Norma Oficial Mexicana para cada contaminante.
Esto asegura que se usen instrumentos capaces de generar resultados reproducibles y trazables, con características técnicas evaluadas y aprobadas por una autoridad en el tema. El principio de operación de cada instrumento está determinado por alguna propiedad física o química del compuesto a analizar.
Generalmente son métodos específicos y con una interferencia mínima. La US EPA actualiza constantemente el listado de equipos con designación de método de referencia o equivalente, para ello, cuenta con una red de estaciones de monitoreo: 44, de las cuales 28 se ubican en la capital del país y el resto en el Estado de México. Es por medio de ella que podemos saber si es buena o mala la calidad en el aire, así como el contaminante con los índices más altos.
EVALUACIÓN
Para evaluar la operación de la red de monitoreo atmosférico, periódicamente se realizan verificaciones y auditorías para medir el desempeño y la efectividad del sistema y sus elementos. Desde el inicio de la operación de la Red Automática de Monitoreo Atmosférico (RAMA) se han realizado evaluaciones de desempeño, que son un tipo de auditoría en la que se generan datos cuantitativos de manera independiente y se comparan con los datos obtenidos de forma rutinaria.
Los resultados permiten evaluar el nivel de competencia del sistema de medición, así como identificar fallas en el programa de aseguramiento de la calidad.
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