Fotografía: Cortesía
El filósofo esloveno Slavoj Žižek es quizá uno de los más influyentes pensadores del mundo. No solo es reconocido por sus aportes al psicoanálisis, a la teoría política o a los estudios culturales, sino también por su proyección mediática excéntrica y por su estridente relación con Lady Gaga.
En este ensayo Žižek asegura que cuando la gente se despierta de su modorra apolítica, lo hace invariablemente bajo la forma de una revuelta populista de derecha, y acaba no siendo que muchos tecnócratas liberales se pregunten si aquella apatía no era, en el fondo, una bendición. Para Žižek el populismo surge cuando una serie de demandas “democráticas” particulares, como por ejemplo, la seguridad social, mejores servicios de salud, alcanzar una verdadera paz social, menos inflación, etcétera, se encadena en una serie de equivalencias, y ese encadenamiento genera al “pueblo” como sujeto político universal.
De modo que para un populista la causa de los problemas nunca es el sistema como tal, sino el intruso que lo corrompe. Žižek asegura que estos pueden representarse fielmente en los especuladores financieros y no necesariamente en los defensores del capitalismo.
El populismo por definición contiene un mínimo, esto es una forma elemental de mistificación ideológica, pero también contiene un carácter “abstracto” que siempre muestra a ese agente particular que está detrás de todas las amenazas del pueblo. Sería, por tanto, el fascismo, una muestra clara de populismo.
Daniel Díaz Ramírez
Contra la tentación populista, Slavoj Žižek. Godot, 2015. 112 pp.
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