De acuerdo con investigaciones científicas compartidas por la UNAM y el Instituto Nacional de Psiquiatría, se trata de una serie de interacciones fisiológicas y químicas del cuerpo
Parte del vox populi considera que el amor nace y se guía principalmente por el corazón, sin embargo, hay otros factores dentro del organismo humano que intervienen cuando nos enamoramos. De acuerdo con diversas investigaciones científicas, son una serie de interacciones fisiológicas y químicas del cuerpo las causantes de sentirnos así.
Jaime Eduardo Calixto González, profesor de Fisiología y Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y jefe de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, afirma que el amor está compuesto por tres factores: el psicológico, el social y el biológico.
La última variable explica porqué cuando nos atrae alguien más, nuestro cuerpo reacciona de una forma peculiar y, de pronto, se desata lo que denominamos “mariposas en el estómago”, y no necesariamente nos referimos a insectos revoloteando en nuestro interior o alguna enfermedad, sino algo más.
“Las ‘mariposas en el estómago’, son la liberación de dopamina y serotonina en el abdomen, donde está disminuyendo la contractilidad del tejido muscular liso. Está cambiando tu vascularidad por eso tienes esa sensación”, sostiene el experto.
De acuerdo con la Revista Biomédica de la Universidad Autónoma de Yucatán, la dopamina es el neurotransmisor catecolaminérgico más importante del Sistema Nervioso Central (SNC) de los mamíferos, y regula diversas funciones como la conducta motora, la emotividad, la afectividad, así como la comunicación neuroendócrina.
¿Quién no se ha sentido drogado y tonto por amor?
El doctor Calixto González agrega que la dopamina se libera lentamente en nuestro cuerpo y activa el sistema límbico; disminuye la actividad de la corteza prefrontal, por ello “el enamoramiento, por naturaleza biológica, disminuye la inteligencia”. ¿Lo has sentido?
“El amor romántico provoca la liberación de diversos neurotransmisores, entre los que se encuentran la dopamina, norepinefrina y serotonina. Esto nos lleva a relacionarlo con el sistema de recompensa en nuestro cerebro. La dopamina es el principal neurotransmisor implicado en la sensación de enamoramiento. Ésta se produce al interior de las neuronas dopaminérgicas en una zona del tallo cerebral llamada área tegmental ventral y es responsable de producir las ‘moléculas de la felicidad’”, sostiene.
También participan en el proceso el núcleo accumbens, (grupo de neuronas del encéfalo) encargado, junto con el área tegmental ventral, de hacernos sentir placer, entre otras funciones. Resalta además al núcleo caudado, responsable de la integración sensorial y la generación de movimiento impulsado por las expectativas y los giros del cíngulo y del hipocampo, así como la amígdala y la ínsula, capaces de regular las emociones y el deseo, ligadas fuertemente con el núcleo caudado y el tálamo.
El amor eterno
¿Cuántas veces prometimos o nos ilusionaron con un “nos amaremos por siempre” y en “menos de lo que canta un gallo” todo termina?
La segregación de dopamina no es un estado permanente, pues “estamos diseñados para que disminuya ”, advierte Calixto González, por ello, el enamoramiento no dura más de tres años y, “por cada año que una mujer esté enamorada tardará tres meses en llegar a sus niveles basales de dopamina, el hombre lo logrará en sólo 28 días”.
El amor es un proceso más complicado donde se involucran aspectos sociales y psicológicos, afirma el investigador, incluso son tan trascendentales que lo compara con el denominado “Fenómeno Romeo y Julieta”, y concluye, “entre más te dicen que no hagas algo, más lo haces. Entre más oposición social le pongas a un cerebro liberador de dopamina, el enamoramiento es más intenso”.
Para Beatriz Cerda De la O, integrante de la Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante la adolescencia el enamoramiento puede sentirse de una forma más intensa, pues en esa etapa la dopamina y la serotonina tienen una sensibilidad más amplia en el cerebro.
Señala que el enamoramiento en la adolescencia dura alrededor de dos años y, posteriormente, las personas se pueden volver a enamorar y redirigir sus sentimientos hacia otra persona o las parejas pueden tener un vínculo más intenso, eso que llamamos amor.
“La idea del amor romántico nos dice que es el estado ideal o perfecto para todos, que es la única forma de conseguir la felicidad verdadera, para toda la vida y que nos complementa, y debemos entender que no es así, estar soltera o soltero no es anormal y estas personas se encuentran bajo una presión social permanente para tener pareja, casarse o tener hijos o hijas”, destacó la especialista en psiquiatría.