En tu libro varios de los entrevistados hablan de que tras las elecciones de 2012 vivimos una calma aparente y que un suceso grave terminará con esta percepción. ¿Crees que la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa pueda ser ese hecho?
Yo creo que ayuda a que se conozca un poco más la situación real del país. Pero creo que no será suficiente y terminará por pasar. Hay gente que se está involucrando por primera vez y eso es bueno. Sí veo que la gente está cada vez más pendiente de la guerra, pero yo veo muy localizada la indignación en estudiantes y jóvenes.
México 45 voces contra la barbarie es hasta cierto punto un Libro Negro, al estilo del que publicaran Ilyá Ehrenburg y Vasili Grossman con sobrevivientes del Holocausto, sólo que tú fuiste con los cronistas y no con la gente.
Desde Nuestra Aparente Rendición queremos recuperar la versión de los que viven de primera mano esta tragedia. Queremos darles a las víctimas herramientas escritas. Mi libro busca conocer la experiencia de víctimas y activistas de la sociedad civil. Quería saber cómo se encuentran, cómo viven estos dramas. Algunos están muy conmovidos. Cansados incluso, estresados, pero lo llevan como un tipo de misión, una especie de compromiso con su país. Su trabajo, desde distintas trincheras, es extraordinario y constante.
Estas últimas semanas a partir de la desaparición de los normalistas ha sido muy importante la cobertura de los medios electrónicos respecto a la prensa escrita y los medios tradicionales. ¿Qué opinas sobre esto?
En general, están haciendo un gran trabajo. Por ejemplo, a la hora de seguir el conflicto en Sin embargo ya tienen más visitas que el portal de El Universal, lo que te habla sin duda de la importancia de este tipo de iniciativas. Lamentablemente hay ciertas cabeceras que siguen pesando mucho, es un hecho además que todavía la mayoría de los mexicanos no tiene acceso a Internet, por lo que siguen informándose por los medios tradicionales. La televisión sigue siendo más influyente, como siempre.
Volviendo a las víctimas, ¿por qué ha sido tan difícil que se hagan visibles?
Rossana Reguillo lo explica muy bien en la entrevista que le hago, el principal problema para que la sociedad civil se articule es la “gestión política del miedo”, que en el caso de los normalistas desaparecidos le ha funcionado tan bien al gobierno.
¿Hay víctimas de primera y de segunda en esta guerra?
Por supuesto. Yo veo que hay por lo menos cuatro tipos de víctimas. Las víctimas con mucha repercusión mediática internacional, que serían, y lo digo con todo respeto, Ingrid Betancourt; después seguirían las personas con acceso a la voz pública; luego toda la ciudadanía, y muy al final los migrantes. Los más invisibles.
¿Cómo ven en España a México?
Hay una percepción preocupante de que lo que le pasa al país se puede entender por una cierta predisposición cultural o histórica a la violencia. Hay un desconocimiento muy grande de todo el trabajo que están haciendo la sociedad civil y los periodistas.
¿A partir de las movilizaciones por la desaparición de los normalistas, tú ves alguna posibilidad real de un cambio profundo, de una revolución social en México?
No lo sé. Alejandro Almazán me dijo que “ya perdimos la guerra”; Héctor de Mauleón, que la tarea es tan grande como “rehacer un país entero”. Lo que sí sé es que cualquier posibilidad de cambio vendrá desde los movimientos por la paz.
(Cristian Zermeño)