Al entrar al escenario, una fiesta de aromas y coplas te envuelve: actores bailan y cantan al ritmo de música tradicional española mientras pican cebolla y ajo, doran chiles al fuego o preparan masa. Cocinan bailando y cantan cocinando en un festín gastronómico que reúne a dos culturas con una historia inseparable: México y España.
En Cuando todos pensaban que habíamos desaparecido, de Vaca 35 Teatro, el flamenco y la voz del cantaor se entrecruzan con el papel picado y las tradicionales ofrendas de Día de Muertos, la sopa de puerros y papas con los huauzontles, la dictadura franquista con la guerra contra el narcotráfico, o las alubias con chorizo con los platanitos rellenos. Nuestros muertos —que aquí celebramos— con los suyos, que sólo recuerdan.
Dirigida por Damián Cervantes, esta puesta en escena reflexiona —alrededor de una mesa— sobre las diferencias, similitudes y cruces entre ambos países a partir de las memorias personales y familiares, los sucesos históricos y, sobre todo, de los platillos típicos. En un viaje que va desde lo más íntimo hasta lo social, Vaca 35 presenta una producción que —como en otros de sus trabajos— dispone formas distintas de acercarse al acontecimiento teatral, la actuación o el espacio escénico: más que una puesta en escena, parece un ritual del que todos somos parte. Un ritual que, como la vida, no sólo está lleno de alegría, sino también de dolor, recuerdos y discordia: emociones que han construido y construyen nuestra identidad y nuestro presente y que, al ser compartidas en el escenario, generan un sentimiento colectivo.
Durante toda la función, Diana Magallón, Mari Carmen Ruiz, Irene Caja, Maite Urrutia, José Rafael Flóres y Luis Alberti transitan de una emoción a otra —de la guerra al más cálido abrazo— mientras preparan sus respectivos platillos con una precisión envidiable. Al finalizar, los manjares serán compartidos con todo el público: la fiesta apenas comienza.