El chocolate es uno de los placeres irresistibles que tiene la vida, lo encuentras en diferentes presentaciones como piezas que parecen delicadas joyas. Su sabor puede ser lo más dulce, amargo, o hasta lo más exótico con frutas y especias. Además, está comprobado que es afrodisíaco, antidepresivo y tranquilizante.
El arte de catar
Dicen que el mejor chocolate del mundo se hace en Bélgica, aquí puedes encontrar piezas de chocolate belga, además de cuatro colecciones: sin azúcar, clásicos, con té y café, y mexicano. Y si eres un apasionado de este manjar, pregunta por la Xocolateca, que es un estuche con más de 30 chocolates que te ayudarán a identificar las notas aromáticas.
Le Caméléon Chocolates
Manuel Payno 87, col. Obrera.
Del paladar a los sentidos
El chef Emilio Mejía busca que las personas que prueban sus chocolates tengan una experiencia sensorial a través de cada bocado. Los elabora con ingredientes naturales, libres de conservadores y saborizantes artificiales. Maneja principalmente 10 tonos de sabor que van de lo amargo a lo dulce, con otros ingredientes como maracuyá, el mezcal y balsámico de frambuesa.
Di Cioccolato
Newton 268, col. Polanco.
De México para el mundo
José Ramón Castillo es el maestro chocolatero de este lugar, quien también es promotor del cacao y del chocolate latinoamericano. José Ramón experimenta con sabores e ingredientes únicos como el achiote, mezcal, horchata, el chamoy y más. Su chocolatería se encuentra entre las mejores chocolaterías del mundo según el Club des Croqueurs du Chocolat, de Francia.
Que Bo!
Emilio Castelar 111, col. Polanco.
La mezcla perfecta
Este taller artesanal crea chocolate que mezcla la tradición mexicana y la europea; te ofrecen cuatro tipos de chocolate: oscuro, blanco, de leche y sin azúcar. En sus diferentes presentaciones están las tabletas, trufas, untables, rellenos, entre otros. Y si quieres convertirte en un experto artesano del chocolate, aquí te pueden asesorar y vender los materiales adecuados.
New Art Xocolatl
Av. San Fernando 649, Manantial Peña Pobre.
Foto: Mariana San Nicolás Leyva
