Cuestiona ‘El otro Tom’ la medicación psiquiátrica en niños

Tom es como muchos otros niños de su edad: inquieto, juguetón, travieso… Pero también existe otro Tom, uno que se muestra tranquilo, así como con insomnio y algo aturdido, luego de tomar las pastillas que le recetaron para su déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El otro Tom es la más reciente película de Rodrigo Plá y Laura Santullo, la cual pone el foco en un niño que cambia por un tratamiento psiquiátrico y en una madre con el dilema de si continuar con este o detenerlo.

Los uruguayos radicados en México ganaron con esta cinta el Ojo a Mejor dirección de largometraje mexicano de ficción en el Festival Internacional de Cine de Morelia. El próximo 11 de octubre la producción competirá en cuatro categorías de los premios Ariel: Mejor película, Mejor guion original, Mejor edición y Mejor revelación actoral para Israel Rodríguez o Julia Chávez.

En lo que llega la gran noche del cine mexicano, El otro Tom ya ha recorrido proyectores independientes hasta estrenarse el 29 de septiembre en salas comerciales. Por ello, los cineastas nos cuentan más sobre cómo concibieron su historia, a la que dedicaron años de investigación.

Israel Rodríguez es el protagonista de “El otro Tom”, cinta sobre un niño diagnosticado con TDAH. Foto: cortesía

En una escena, una niña se presenta con Tom como “soy bipolar”, mientras él le contesta “soy TDAH”. ¿Un diagnóstico puede afectar a la identidad de una persona?

LS: De alguna manera jugábamos o queríamos reflejar lo que acabas de decir: ¿qué ocurre cuando un diagnóstico acaba volviéndose una etiqueta que acaba resignificando lo que la otra persona es? Sin duda, la escena trata o procura reflejar la relevancia y la importancia de dar diagnósticos y que debiera hacerse con infinita prudencia, tomando en cuenta que es algo que podría llegar a acompañar a la persona por el resto de su vida.

¿Qué pasa cuando se trata de un mal diagnóstico?, ¿a quién le podemos atribuir esa negligencia?

RP: ¿A quién atribuírselo? No sé. Pero una de las razones por las que decidimos tocar este tema a través de nuestros personajes está vinculado a de pronto descubrir la cantidad de niños medicados que hay en el mundo por problemas de salud mental. De pronto se empezaron a multiplicar, pasaron los años y aumentaba exponencialmente de una manera increíble. Y descubrimos que la manera en que se diagnostica a partir del manual de psiquiatría DSM era un tanto superficial porque dejaba fuera muchas cosas. Se concentra básicamente en que juntes una serie de respuestas que están muy vinculadas a la percepción del que observa… Entonces, ¿qué pasa con lo que está viviendo ese niño?

¿Cómo el contexto que ustedes eligieron (Estados Unidos) influye en la historia?

LS: Es algo que estaba un poco en la premisa. En películas anteriores nos ocupábamos, justamente en términos de América Latina, de la ausencia del Estado, qué ocurre cuando las instituciones no tienen fuerza. Y en determinado momento la ardilla empezó a girar en otro sentido y pensamos: “¿pero qué pasa cuando el Estado está muy presente y puede incidir en la vida incluso personal?”. Eso nos llevó en buena medida a instalar El otro Tom del otro lado de la frontera, en el sentido de un país donde sí hay instituciones fuertes, que, ojo, muchas veces son muy útiles para el ciudadano, pero que sí tienen otro tipo de preguntas o de problemas.

¿Cómo hicieron ustedes su elección del cast?, tomando en cuenta que Elena no es la madre estereotipada y Tom tiene el cabello superlargo.

RP: Si algo sobrevolaba la historia era la idea de la singularidad de las personas, la imposibilidad de etiquetar a la gente según su preferencia sexual, género, sexo, nacionalidad, color de piel, etcétera. Un niño que tiene el pelo largo a los 9 años es inclasificable. Una mujer con tantos tatuajes, con encuentros sexuales casuales, que hace el trabajo de un hombre, también la hacen particular. Nos concentramos en encontrar esas personas porque apoyaban la idea de hacer complejos a nuestros personajes.

El quinto largometraje de Rodrigo Plá presenta un caso donde el Estado interviene en la vida privada en vez de estar ausente con en otras tramas. Foto: cortesía

Algunos datos sobre la película

El otro Tom tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Venecia 2021, en la sección competitiva Orizzonti. A partir de ahí ha recorrido otros eventos internacionales como el Festival Internacional de Cine de Toronto. Entre los galardones que ha cosechado están el de Mejor dirección en el Festival Internacional de Cine de Varsovia, Mejor actriz para Julia Chávez en el Festival Internacional de Cine de Tokio y Mejor película en el Festival Internacional de Cine de Huelva.

El título de la cinta juega con la idea de que hay un Tom medicado y uno no medicado, pero también se refiere al protagonista de Las aventuras de Tom Sawyer. “Alguna vez leímos un artículo que hablaba al respecto de qué pasaría con Tom en nuestros días. Si fuera una persona real, estaría como medicado hasta las cejas, porque era un incordio, un niño problema, y a la vez era brillante e inteligentísimo”, contó el director.

Plá y Santullo, quienes son pareja, han desarrollado otras películas juntos: La zona, de 2007; Desierto adentro, de 2008; La demora, de 2012, y Un monstruo de mil cabezas, de 2015. Mientras Plá ha fungido como director, Santullo se ha encargado principalmente del guion. En El otro Tom aparece acreditada como codirectora por primera vez.

Laura Santullo es codirectora y guionista de “El otro Tom”. En sus palabras, el libro del filme lo desarrolló casi en paralelo en vez de ser una adaptación. Foto: cortesía
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