Es muy probable que la primera imagen que tengas de un neumático sea su forma negra y redonda, pero ¿sabías que su tono original era blanco?
Las llantas han evolucionado desde su invención en el siglo XIX. Al ser hechas de caucho, un polímero que en estado natural es pálido, era normal que mantuvieran esta característica. Sin embargo, la búsqueda por hacerlas más resistentes llevó a que se les aplicara un derivado del petróleo llamado negro de carbón que incluso ayudó a ocultar su suciedad.
Ese no es el único agregado que han tenido. Nylon, sílice, poliéster, rayón, acero y azufre son algunos de los cerca de 200 añadidos que ahora las conforman, según cada fabricante.
Ahora que si crees que las marcas más conocidas son sus mayores fabricantes, te sorprenderá saber que en 2011 Lego obtuvo el récord Guinness como el mayor productor del mundo, con la exorbitante cantidad de 306 millones de ruedas por año para sus juguetes. Por si tienes duda, la revista Tyres & Accessories publicó en junio de 2021 que Michelin ocupaba el primer lugar en llantas reales.
Finalmente, un extra: Goodyear lanzó en 1961 los neumáticos iluminados, hechos con goma transparente, que, con el tiempo, desaparecieron del mercado.
¿Y la llanta de refacción?
Algunos fabricantes han dejado de incluir este accesorio que ha sacado a muchos de un apuro. Los principales argumentos que han dado son que su peso extra causa mayor gasto de combustible y su desaparición brinda más espacio al usuario en vehículos compactos. A pesar de que esto representa más que nada un ahorro para las empresas, puedes conseguir una adecuada a tus necesidades. Recuerda que hay tres tipos: igual a la original, de tamaño regular y temporal compacta (para solo 80 kilómetros).