FOTO: GETTYIMAGES

Brevísimo homenaje a Fey

Por: Redacción

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La cantante mexicana se presenta este 21 de marzo en el Auditorio Nacional, gran momento para recordar lo que en realidad representa para toda una generación

Por Rodrigo Díaz*

Me acuerdo, no me acuerdo: ¿qué año era aquel? El internet existía, pero nadie lo tenía en casa. Lxs pubertxs de aquellos mediados-de-los-noventa escuchábamos lo que nos daba el star system regenteado por un Luis de Llano al que todavía no se le veía lo macabro. 

Estaban de moda las boy bands: Backstreet Boys, Magneto; estaban de moda las girl bands: las Spice Girls eran el más grande fenómeno del pop global, cuando la palabra “global” no significaba mucho. Acceder a Smashing Pumpkins o a Alanis Morissette costaba mucho dinero en Mixup. 

Queríamos experiencias nuevas, teníamos 15 años, íbamos a tardeadas, pasábamos los viernes dando vueltas en Plaza Loreto o en Coyoacán. Los Fabulosos Cadillacs y Nirvana eran demasiado para el estéreo de la sala familiar: éramos adolescentes en la rebaba de un siglo intenso.

Y en medio de esa década demasiado moderna y al mismo tiempo demasiado igual a las anteriores, apareció Fey. Recuerdo su “Media naranja” como si fuera ayer: empezaban los sintetizadores espirales mientras ella daba vuelta en un marco de fondo azul, y casi de inmediato: “toqué la luna grathias a ti”. Así, “grathias”, porque Fey pronunciaba raro. ¿Era española? Para el segundo 20 del video eso no importaba, porque sus ojotes, su sonrisota, ya me tenía de los pelos. El resto del video, ella bailando, disfrazándose del fulano que dizque era su media naranja, me parecía hipnótico.

Podría decir que Fey fue mi primer crush de la adolescencia. No fue uno inocente, para nada: la veía en entrevistas asegurar que tenía 16 años y yo tenía 15 y, vaya, México no es tan grande. Podría ser, ¿no? Eran los locos años noventa y todo parecía posible. 

Durante los meses que siguieron a mi descubrimiento de Fey, mi mundo emocional (léase: romántico, romantizado por la pesadísima influencia de la tele) fue delineado por ella. En las tardeadas me llamaban más la atención las “niñas” (así les decíamos a las mujeres de nuestra edad) que llevaban en la muñeca una dona de pelo. Como Fey. Y pantalones a cuadros. Como Fey. Y una camisa amarrada a la cintura. Como Fey. 

No sé si hablo por todxs, pero sé que hablo por mí y mis pubertos amigos de la secu: Fey se volvió la brújula con la que medíamos la atracción. Quizá por eso, cuando se presentó en la Feria de Chapultepec, fuimos a verla. Mi ego millennial me incita a decir que “no fuimos por su música”, pero la verdad es que sí. La escuchamos hacer playback y luego, cuando bajó del escenario, le recibimos uno de sus high-fives. Fey nos tocó. Nos sentíamos ungidos. El recorrido por los juegos mecánicos se sintió después de eso más intenso.

Mucha gente se “decepcionó” cuando se reveló que era 10 años mayor de lo que decía ser. Yo le perdí la pista no por eso, sino porque uno deja de ser adolescente. Apareció internet: fue llegando a mi vida la música que resonaba más con el pre-adulto ansioso en el que eventualmente me convertí. Supe que desapareció un rato, que volvió con covers de Mecano, que una vez asumida su verdadera edad se volvió la señora más guapa de este país y acaso de este continente. Pero no lo sé. Lo que sé es que, para quienes crecimos en colonias fresonas en los noventa, Fey fue durante un rato un ícono ¿de belleza?, ¿de estilo? No lo sé, pero un ícono. 

Todavía, cuando suena en una boda o un antro “Azúcar amargo” o “Media naranja”, bailamos, le imitamos el pasito, la invocamos por esa adolescente que era aunque no era, y de algún modo le rendimos homenaje a una cosa que todxs, conscientes o no, tenemos anegada en el pecho: ojalá la vida fuera adolescencia eterna; ojalá todo fuera tan fácil como decir “tengo 16 y esto es un pantalón de cuadros”.

Datos de “subidón”

Fey (cuyo nombre real es María Fernanda Blázquez Gil) arrancó la gira de celebración de sus 30 años de carrera el año pasado en la Ciudad de México. Pasó después a otros lugares del interior de la República y a otros países de América Latina. Este 21 de marzo regresa a la capital y al mismo recinto donde inició su reciente tour y que tiene un significado especial para ella, porque en 1997 consiguió en él un récord de asistencia con 11 presentaciones consecutivas de lleno total.

Fey Hits Tour

Dónde: Auditorio Nacional (Paseo de la Reforma 50, col. Polanco V Sección)

Fecha: 21 de marzo

Horario: 20:30

Costo: $183 a $4,636 en taquillas y en Ticketmaster

IG: @fey

*Texto adaptado para + Chilango diario