Este libro combina un vocabulario ilustrado con historias periodísticas en torno a la milpa, ese sistema agrícola mesoamericano que permite al maíz llegar del campo a nuestro plato
“Sin maíz no hay país”: esa consigna describe perfectamente a México. La mayor diversidad de maíz del mundo se ubica aquí; existen 64 variedades de las cuales 59 son nativas. Además, está presente en varios de los alimentos que día a día ponemos en la mesa y es parte de nuestra identidad desde la época prehispánica, cuando incluso tomaba la forma de deidades. A grandes rasgos, sin maíz, perderíamos nuestra cultura, sociedad y patrimonio.
Un alimento tan importante para el mexicano no puede pasar desapercibido, por ello, el 29 de septiembre fue declarado Día Nacional del Maíz, momento que podemos aprovechar para acercarnos a este histórico pilar. Mariana Castillo Hernández es la editora de Milpa gráfica, una iniciativa que ideó durante la pandemia y dio origen a un libro en 2022 con un vocabulario milpero ilustrado e historias periodísticas. Con ella hablamos sobre esta publicación y el maíz.
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Las milpas son un sistema de policultivo, es decir, que no solamente puedes plantar maíz. Entonces, ¿cómo es que destaca en las milpas?
Cuando se habla de milpa, siempre se repite: “la triada mesoamericana”. Viene de que hay frijol, maíz y quelites. Pero yo diría, más bien, multiplicidad alimentaria. A fin de cuentas, el maíz siempre va a estar presente, es la base de todo, cumple la función no sólo del ciclo agrícola sino de toda la vida en comunidad. En los diferentes ciclos van habiendo diferentes alimentos que les permiten tener soberanía alimentaria, pero también cohesión social y ritualidad, porque hay un montón de tradiciones y creencias alrededor.
Además de permitir que la gente pueda comer, genera esta parte cultural. Si bien el elemento que cuestiona todo es el maíz, hay un montón de riqueza: frutales, quelites, frijoles, hierbas de olor, hierbas medicinales, animales que son parte del entorno. Porque no hay alimentos sin territorio.
¿Cómo lograron hacer esta edición entre tantos temas?
Por un lado, lo que me interesaba en el vocabulario era describir esas palabras que repetimos y no pensamos en su profundidad, todo el trasfondo histórico, arqueológico y de tecnología que tiene un instrumento habitual.
Me interesó que se viera que la cultura es dinámica y que el maíz es una transformación humana; las variedades que hay, que son 64 en México y 59 son nativas, es gracias a que la gente intercambia semillas, transforma, observa y adapta a lo que se necesita. En ese sentido, la selección era para valorar lo que tenemos al alcance. Por otro lado, las historias son colaboraciones de colegas sobre entornos que han conocido a través de trabajos periodísticos, personales y de visitar esas regiones. Lo importante en ellas son las personas.
Cuando hablamos del campo, hacemos referencia a que nos hace falta valorarlo más y no sé si es el mismo caso de las milpas. ¿Qué no estamos viendo como sociedad?
Está muy presente el T-MEC y la lucha de Estados Unidos y Canadá por imponer ciertos sistemas alimentarios hacia México y sus maíces. También la Milpa gráfica tiene como intención mostrar, a pesar de una visión urbana, a quiénes están haciendo el trabajo diario.
Como bien dicen “sin maíz no hay país”, y hay movimientos agrícolas que llevan muchos años defendiendo el territorio y la soberanía alimentaria, es decir, que tenemos que comer lo que queremos comer. Aunque el maíz es un grano mesoamericano, donde existen más razas es en México, es donde se originó el teocintle que después dio lugar al maíz, entonces sería un error perder este tipo de cultivo frente a una industria alimentaria muy voraz.
Adéntrate en su cultivo
Aunque milpa gráfico comenzó a tomar forma digital en 2021 por medio de las redes sociales de Mariana y su página marviajaycome.com, después se animaría a llevarla al formato físico con una publicación independiente. Actualmente es posible solicitar el libro a través de correo electrónico y conseguirlo en algunas librerías como MisMezcales (en Oaxaca y CDMX), El último encuentro y U-Tópicas (muy pronto).
Al hablar de los alimentos y contar en la parte gráfica con diferentes técnicas como la acuarela, la ilustración científica, el fotobordado y la serigrafía, la iniciativa ofrece actividades abiertas al público. En octubre y diciembre habrá presentaciones y experiencias en colectividad que puedes consultar en las redes sociales de Mar viaja y come.
Fotografía: cortesía