En medio de tantos dilemas políticos, la importancia de la participación ciudadana en tiempos electorales es el pilar fundamental para la construcción de un México más democrático
Justo en los momentos de efervescencia electoral que se avecinan, algunas veces cierto escepticismo recae sobre la ciudadanía. El desencanto hacia los anteriores gobiernos y la percepción de opacidad en varias instituciones siembran preguntas sobre cómo se desarrollan los procesos electorales. Sin embargo, es vital reflexionar sobre la importancia de la participación.
El involucramiento ciudadano es crucial para construir una democracia resiliente y esta participación va desde la crítica constructiva y el voto informado, hasta el conocimiento de las diversas formas en que podemos contribuir al fortalecimiento de nuestro sistema político.
La doctora en teoría política, Guadalupe Salmorán Villar, investigadora del IIJ-UNAM, especialista en democracia y elecciones y autora del libro Populismo. Historia y geografía de un concepto, despeja algunas de las inquietudes que se gestan ante la cercanía de las elecciones.
¿Cómo construye la democracia una sociedad más justa y equitativa?
Lo que distingue a la democracia de las demás formas de gobierno es que se basa en la participación de toda la ciudadanía en la toma de decisiones políticas.
Comúnmente asociamos a la democracia con el consenso popular; sin embargo, diría que esta forma política presupone, antes bien, la existencia del disenso sobre las cuestiones por decidir.
Por lo mismo, diría que una de las grandes virtudes de esta forma de organización colectiva es que permite ponernos de acuerdo precisamente ahí donde hay diferencias.
La democracia construye una sociedad más justa y equitativa porque posibilita la participación de todxs en la vida pública, tutela nuestro derecho a disentir y nos permite superar nuestras diferencias.
¿Cómo explicar el posible desinterés de la ciudadanía?
Como en otras partes del mundo, en nuestro país es preocupante el desencanto de la ciudadanía hacia la democracia y, en particular, hacia los partidos. No obstante, el panorama no es tan desolador, no sólo porque la gran mayoría sale a votar cada vez que hay elecciones, refrendando con ello su confianza en el sistema democrático.
La ciudadanía, sobre todo los sectores más jóvenes, han encontrado otras vías para participar en democracia. La juventud mexicana ha tenido un papel crucial en protestas y movimientos sociales. Pensemos en el #YoSoy132, las manifestaciones del #8M y las marchas del #Orgullo, sin las cuales diversas demandas como la democratización de medios, la violencia de género y la diversidad sexual no tendrían el peso que ahora tienen.
¿Por qué es crucial involucrarse en los procesos político-electorales?
Sin participación ciudadana no hay democracia. Aunque democracia no es sinónimo de elecciones, al ir a votar, la ciudadanía ejercemos nuestro derecho-poder a participar en la arena pública. Sin la ayuda de la ciudadanía, como funcionarios de casillas u observadores electorales, sería imposible la organización y ejecución de los comicios.
Pero, además, a través de nuestro voto incidimos directamente en la definición de los resultados electorales en todo el país: quién estará al frente del gobierno de la CDMX, cómo se compondrán los ayuntamientos y juntas municipales, quién gobernará en nuestro Estado, cómo se integrará la asamblea legislativa en la entidad federativa, qué fuerzas políticas nos representarán en el Congreso de la Unión y hasta quién ganará la Presidencia.
¿Qué factores hay que observar antes de una elección?
Sin importar nuestras preferencias políticas, es primordial observar el compromiso de los partidos y candidaturas hacia las reglas del juego democrático.
Alguien que desprecia sus instituciones y procedimientos difícilmente mantendrá un comportamiento democrático al ejercer el poder. También es fundamental reflexionar sobre el impacto que el voto tiene en la formación de la voluntad colectiva.
Tendemos a centrar la atención hacia quien ocupará la silla presidencial, sin embargo, en los próximos comicios del 2 de junio hay mucho más en juego. No basta con elegir un gobernante, es necesario garantizar que la diversidad política que nos caracteriza tenga voz en las asambleas legislativas, nacional y locales.
Votar para construir
El acto de votar va más allá de elegir un candidato: es un ejercicio de poder ciudadano. La diversidad de voces y opiniones que se refleja en las urnas contribuye a un gobierno más representativo y la participación activa nutre la calidad del debate político y fomenta la discusión informada para lograr una buena toma de decisiones.
Este involucramiento fortalece la legitimidad del sistema democrático, proporciona una válvula de escape para la expresión de preocupaciones y aspiraciones y permite a la ciudadanía ser arquitectos de su propio contexto político.