Aunque en 28 estados se ha tipificado esta agresión, y ya hay 609 denuncias, no existen aún sentencias a favor de las mujeres
Por Ana Alicia Osorio, Aimee Melo y Cyntia Castillejos*
Elisa estuvo seis meses en la cárcel. Su “delito”: terminar la relación con su expareja por la violencia que él ejercía contra ella y denunciarlo por retener a los hijos de ambxs un día que ella salió de viaje.
Desde el primer momento que su expareja se negó a devolverlos, Elisa interpuso procesos legales para recuperarlos. Un día acudió al centro de convivencias como parte del juicio de recuperación, pero en lugar de sus hijos la esperaba un fuerte operativo para arrestarla: su expareja la había denunciado y su prueba era que las plantas que Elisa usaba para sahumar, eran hierbas para drogar a los pequeños.
A diferencia de los procesos legales que ella había interpuesto contra él por violencia doméstica y por impedirle ver a sus hijos, el proceso que él interpuso contra ella avanzó rápida y contundentemente: fue detenida en un operativo en Veracruz y trasladada a un penal en Quintana Roo.
Primero la violentó, luego le quitó a los niños, después la metió presa.
Eso que él hizo se llama violencia vicaria. Esto es, cuando una persona quiere lastimar a otra y lo hace ejerciendo violencia sobre una tercera persona. En este caso, lxs hijxs son usadxs para hacer daño a las mujeres.
Aunque es un término relativamente nuevo (acuñado hace unos 10 años), la realidad es que las mujeres lo viven desde hace mucho tiempo y de diferentes formas: agreden, violentan o sustraen a las y los hijos u otras personas que dependen de ellas (adultas mayores, personas con discapacidad, etc.).
Se trata de un tipo más de violencia de género que se presenta generalmente por parte de la pareja o expareja cuando ya hubo otras violencias previas. Y las instituciones judiciales la posibilitan.
Después de seis meses presa, Elisa recuperó su libertad por falta de pruebas. Al salir de prisión se encontró con cuatro denuncias más en su contra, amenazas de muerte y sobre todo la imposibilidad de volver a ver a sus hijos.
Ella no es la única en esa situación. El 90% de las víctimas de violencia vicaria enfrentan procesos legales iniciados por su agresor, de los cuales el 53% son en el campo penal y el resto en el civil, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Víctimas realizada por el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria, una organización que abarca colectivos de 25 estados y que busca cambios en el sistema legal mexicano.
La encuesta fue aplicada en el año 2022 a 3,008 mujeres víctimas de estas agresiones en todo el país.
El ejercicio arroja también que 71% de las víctimas han vivido violencia institucional, es decir que las autoridades las han violentado, y 81% han sufrido la separación forzada de sus hijxs.
Rubén Jiménez, abogado especializado en violencia vicaria, aseguró que los agresores suelen criminalizar a las mujeres para quitarles a sus hijxs; y para que estos procesos avancen únicamente hace falta la palabra del violentador.
Un delito que poco se persigue
En México 28 estados han legislado sobre el tema de violencia vicaria en su Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y 18 lo tipificaron en el Código Penal. Pero incluso su tipificación poco salvaguarda sus derechos.
En todo el país se han interpuesto 609 denuncias por violencia vicaria, pero no se ha llegado a ninguna sentencia, de acuerdo con respuestas de las fiscalías y procuradurías locales obtenidas a través de solicitudes de información.
Todos las denuncias de este delito están en la impunidad y únicamente 48 carpetas (el 7.88%) han sido llevadas a un juzgado.
Ante la falta de respuesta de las instituciones públicas, algunas víctimas han intentado recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para sentar precedente y que determine que las instituciones están involucradas en la violencia. Hasta el momento la CIDH ha admitido dos casos y está pendiente uno más.
- 90% de las víctimas de violencia vicaria enfrentan procesos legales iniciados por su agresor
Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina
*Texto adaptado para + Chilango Diario