Fotografía: Cortesía
Por años fue un espacio hermético: sus inmediaciones estaban sumamente vigiladas, el acceso era controlado y sólo personajes de alto perfil podían ingresar
Los Pinos, que funcionaron la residencia oficial del Presidente en turno, se han convertido en un espacio público recreativo donde los fines de semana decenas de familias se dan tiempo para un picnic o para disfrutar de un modesto catálogo de actividades culturales.
Su historia se remonta al año de 1934, cuando Lázaro Cárdenas consideró que vivir en el Castillo de Chapultepec era un exceso, razón por la que trasladó la residencia presidencial a una finca urbana cerca del Bosque de Chapultepec. El Rancho de la Hormiga (Los Pinos) se convirtió en la nueva residencia que, a partir de ese momento, ocuparon los titulares del ejecutivo y su familia más cercana. Los presidentes vivían ahí y despachaban en Palacio Nacional. Con el paso de los años, empezó a crecer y transformarse en un vasto complejo que dejó atrás su sencillez para convertirse en una serie de lujosas residencias, oficinas y cuarteles del Estado Mayor Presidencial. Enrique Peña Nieto fue el último Presidente en ocuparlo, ya que Andrés Manuel López Obrador decidió instalarse en Palacio Nacional, porque (como Cárdenas) consideró que era excesivo vivir ahí. Hoy se pueden visitar todas las casas que lo conforman, así como sus enormes jardines y sus distintos salones.
ACTIVIDADES
Después de ser transformado en un espacio cultural, la ciudadanía puede revisar en el portal oficial de Los Pinos cuál es el calendario de actividades actuales, organizado por zona. También se muestran las diferentes exposiciones en curso o que próximamente serán instaladas. En el lugar, también hay personal de la Secretaría de Cultura que puede dar informes a todos los visitantes.
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