Según los puristas, una slider es una hamburguesa chiquita, de no más de 5 cm de diámetro, que puede fungir como botana, bocadillo o, si se sirven varias juntas, como plato principal. De un tiempo para acá, se han vuelto muy socorridas en lugares que, a manera de degustación de sus platillos, sirven de tres en tres como para no quedarse con el antojo de alguna variante. Como todo, hay buenas y malas. Aquí les van dos que, desde mi punto de vista, son de las mejores que tenemos en la CDMX.
Félix Bar (Alvaro Obregón 64, col. Roma / @FelixBar) Fue la primera “hamburguesita” que me cautivó. La Mini dani burger —pan blanco, mostaza Dijon, rib eye molido, queso gruyer, jitomates, lechuga fresca y col agria— es simplemente deliciosa. Me ha tocado que le falle un poco la consistencia, pero por su tamaño se puede deslizar un detalle así: lo jugosa y grasosita lo compensa ampliamente. Tampoco es perfecta porque es un poquito más grande que una slider, pero sí es lo suficientemente pequeña como para que un tragón como yo se coma dos o tres. Todo buen bar debería de tener una hamburguesita así, si es que sirven comida con los tragos. Nada marida mejor. Después de varios años de existencia, este platillo sigue siendo cuasi perfecto.
Fonda Bistro La Victoria (Tabasco 37, col. Roma /
@VictoriaCulinariaCasera en FB) Este gastropub cocina las delicias de godínez, hipsters y en general de todos en la Roma y en la Condesa. Con una cocina tradicional y muy variada, han llevado el término de comida corrida a otro nivel, presentando opciones muy competentes y a muy buenos precios dentro del ramo del gastropub. Uno de sus triunfos es el trío de hamburguesitas que regularmente aparecen en la carta y que también ofrecen en su servicio de catering. Tres sliders sencillas de sirloin con un poco de tocino en el pattie, queso cheddar, lechuga, cebolla y tomate. Un poco de mayonesa con chipotle en el pan que ellos mismos hornean y listo. Muy buen balance entre grasa y sabor.