Por séptima ocasión, durante cuatro días tendremos acceso a las mejores ofertas de nuestra vida con el Buen Fin. Como sabemos lo poco impulsivo que eres y lo bien que te administras, hemos enlistado las ocho cosas que jamás, nunca, ni por equivocación, harás
Catador profesional
El encierro en plazas comerciales te obliga a sobrevivir con pura comida rápida. Te convertirás en experto. Si eres ambicioso, puedes empezar a escribir tu propia guía de fastfood en la ciudad.
Compras inteligentes
Un año después te darás cuenta de que no necesitabas esos “guantes pelapapas”, los cuales, por cierto, no acabarás de pagar hasta el 2020. Eso sí, incluían un bonito sacacorchos de Hello Kitty…
El Buen Fin y la deuda hormiga
Hablando de pagos chiquitos, ¿has pensado que con esa carreola, que parece tener más caballos de fuerza que un coche, le heredarás a tu hijo una deuda que acabará de pagar el día de su boda?
Explorador urbano
Ya preparaste un kit de supervivencia y cortaste madera para acampar. Y no, no es para ver a Mick Jagger, sino para que nadie te gane ese iPhone X que, por supuesto, necesitas.
Guerrilla en el súper
Al ver que las familias pelean al estilo Game of Thrones por la pantalla más grande, has decidido mostrar tu vocación secreta como estratega y convences a los otros de no llevarse la que tú quieres.
Señor Miyagi
Para agilizar el proceso de compra, te inscribiste a una variante de defensa personal: recibir con la mano izquierda, firmar con la derecha. “Recibo, firmo, recibo, firmo…”.
Ayuda profesional
Alguien tenía que decirlo: el camino al infierno está lleno de descuentos. No te apures, ya hay clínicas de rehabilitación. Puedes ir y confesarte: “Hola, soy Juan y soy comprador compulsivo”.
La revelación divina
Cuando la semana termine, descargues las bolsas del coche y saques de tu cartera todos los tickets, te caerá por fin el veinte: tal vez primero debiste acabar de pagar lo del año pasado.