Hace una semana, este reseñista se encontraba en una taquería de la colonia Roma, compartiendo alimentos con Juan Cirerol, con el pretexto de platicar de su nuevo disco. Contaba, entre otras cosas, que le resulta interesante conseguir que en sola canción se mezclen el escritor Charles Bukowski, la leyenda de la música country Johnny Cash y el gran cantante norteño Cornelio Reyna, y que de ese modo describiría su música. También reconocía a los Beatles como su primer amor musical. Después descubrió a The Strokes, a bandas de punk como Minor Threat o Bad Religion, pero sin jamás perder el afecto o la admiración por John, Paul, Ringo y George. Tras escuchar su tercer disco, “Todo Fine” —que aparecerá este 24 de febrero— es claro que el cantante y compositor es un tipo coherente. Las diez canciones que lo integran tienen su buena dosis de música norteña y su buena dosis de country. En cuanto a las letras, efectivamente son crudas y contundentes, como las del escritor de “El amor es un perro infernal”. Y la influencia de los Beatles, ahí está, aunque mucho mas discreta: en armonías, en detalles de la producción, en una ligera sicodelia brota en algunas de las canciones.
Este es el primer disco de Juan Cirerol que no aparece con un sello independiente. Hace varios meses firmó con Universal Music lo cual hace pensar que su música tendrá mas exposición que nunca. Quizá eso explique la producción mas cremosa, como dice el cantante cuando se refiere a que es menos áspero que los anteriores. Detrás de la consola estuvieron Toy Selectah (mas cotizado que nunca tras los macanazos que ha dado con los Ángeles Azules) y Marc Monster (cabecilla de la Agrupación Cariño). Juntos han hecho un gran disco, mucho mas sofisticado que todo lo que habíamos escuchado de Cirerol, pero respetando su esencia. No vayan a creer que lo convirtieron en Ricky Martin. Su talento como compositor sigue intacto. Su potente voz también. Vamos a ver si lo lleva lejos del underground y lo convierte en un artista verdaderamente popular. Vamos a ver si la promesa se cumple. El potencial ahí está.