El Zombie es sin lugar a dudas uno de los cocteles de mayor octanaje etílico. Llega a combinar hasta 3 tipos distintos de ron, otro poco de brandy y unas gotas de pastis o absenta; lo anterior disuelto en un torbellino de jugos de piña, naranja, lima, jarabes dulces, frutillas y menta. La receta varía según el gusto del maestro coctelero y de los ingredientes disponibles; sin embargo, el común denominador permanece inalterable: una generosa cantidad de ron (añejo y blanco) servida normalmente en un vaso tipo huracán.
Su historia tiene un origen bien conocido.
En el Hollywood de los años treinta, en tiempos de Clark Gable, James Stewart, los Hermanos Marx, Ginger Rogers, Bette Davis, Marlete Dietrich y Greta Garbo, descolló un personaje —ahora legendario— célebre por sus mixes afrutados y sus bebedizos estilo tiki: Don the Beachcomber.
A este caballero le debemos la tradición de los bares con estilo polinesio y más de 84 combinados alcohólicos como el Mai Tai, el Sumatra Kula y el Dr. Funk. Antes de convertirse en el famoso Don Beach, Ernest Raymond Gannt (su nombre de pila) realizó viajes al caribe y a las islas del sudeste asiático, en donde surgió su inquietud por reinventar los exóticos ponches isleños que se cruzaban en su camino. Antes de establecer su bar en pleno Hollywood Boulevard, Don fue camarero en un restaurante chino, chalán de estacionamiento y técnico en los sets de grabación de Los Ángeles. Murió en 1989, a los 84 años en Honolulu, Hawái.
El Zombie, su obra maestra, es un coctel para disfrutarse en días calurosos. Trago californiano, angelino y hollywoodense, no es casualidad que haya nacido como un remedio quita-crudas. Las estrellas del cine clásico acudían al mágico Don en busca de algo azucarado y fresco que les arrancara el malestar. Y ya que ni siquiera actualmente existe el Tempra que cure las resacas de los ricos y famosos, Don supo —al parecer— que lo más apropiado era rehidratar el torrente sanguíneo de sus clientes con potentes mejunjes de ron barato.
(José Manuel Velasco)