El Museo de Arte Moderno, una de las joyas de nuestra ciudad, tiene un secreto para sus visitantes: un jardín escultórico que además es un lugar perfecto para desconectarse del acelere y el estrés en que solemos vivir los capitalinos.
El jardín se encuentra entre el edificio principal y el de la cafetería (que, por cierto, hace unos meses fue reabierta con nueva administración). Puedes visitarlo en los horarios del museo: de martes a domingo, de 10 a 17:30 horas. La entrada general cuesta $29, salvo los domingos que es gratuita.
El jardín formaba parte del proyecto original del museo (inaugurado en 1964), pero la versión definitiva data de los años ochenta y estuvo a cargo del diseñador de parques Juan Siles. La idea era crear un espacio que expresara la modernidad artística de México, rompiendo la tradición impuesta por la generación posrevolucionaria. El principal impulsor de esta ruptura fue el oaxaqueño Rufino Tamayo.
En este espacio (que antes formaba parte del área pública del Bosque de Chapultepec) hay 60 obras, que conforman la llamada ‘Colección Escultura’ del museo. Entre los autores más destacados están Ana Pellicer, Mathias Goeritz, Vicente Rojo, Salvador Manzano, Ángela Gurría, Luis Ortiz Monasterio, Manuel Felguérez, Germán Cueto y Jesús Mayagoitia.
El jardín está abierto para recostarse a descansar en el pasto y que los niños corran y jueguen, siempre y cuando no toquen las piezas (mucho menos se permite que se trepen a ellas). No hay restricción para tomar fotos, fumar y hasta consumir alimentos, siempre y cuando pongas la basura en su lugar.