Hay un lugar que aparece en varias guías culinarias de la Ciudad de México: Carnitas El Azul. Las reseñas dicen que son las mejores del DF, que su textura es celestial y su sabor exquisito, que el mismísimo Enrique Olvera las recomienda. ¡Y sí! En varias entrevistas, el chef de Pujol las menciona. También el chef español Juan Mari Arzak asegura haber visitado el local. Puro famoso. Nunca he escuchado decir a un defeño común y corriente “Qué antojo de echar unas carnitas en El Azul“.
El gran problema es que en las publicaciones gastronómicas que incluyen a El Azul, la ubicación que se indica es muy vaga: “Av. Chapultepec, Glorieta de Insurgentes”. Como que nunca nadie jamás ha ido a preguntar la dirección exacta, el teléfono, los horarios.
Un día me peiné todos los alrededores de la glorieta, local por local, en busca del dichoso negocio. Nada. Pregunté a puesteros y trabajadores del área y no sabían de lo que les estaba hablando. Fue en vano. Por años lo he buscado en Foursquare, y sí, aparece, con la misma ubicación imprecisa, sin calificaciones ni tips, pero con unas fotos que nomás alimentan el misterio.
Quizá Carnitas El Azul no existe. Quizá es una broma de Enrique Olvera, como cuando unos amigos y yo queríamos inventar una tienda “de objetos” que no existía y hacerle creer a los medios que sí hasta que la reseñaran y aseguraran que era el lugar de moda (perdón por revelar la intención de travesura, aunque a lo mejor deberíamos retomarla). Quizá Alonso Ruvalcaba me vaciló cuando me dijo, vía mensajito de celular, que finalmente había encontrado el local y estaba comiendo ahí. Pero quizá al rato, cuando salga de trabajar y agarre Avenida Chapultepec, Carnitas El Azul se manifestará ante mí y este texto habrá sido en vano.