¿Y para qué quieres emprender? Esa tendría que ser la respuesta que detone todo lo que sigue en tu negocio. Y de una vez te voy a hacer un spoiler, para obtener dinero o crecer profesionalmente no son respuestas válidas. ¿Sabes por qué? Para que realmente tengas un emprendimiento súper exitoso, este tiene que estar conectado contigo en algo más: tu propósito.
Cuando conectamos nuestra pasión, con lo que sabemos hacer mejor, lo que el mundo necesita y por lo que pueden pagarnos, entonces podemos fluir de manera natural y escalar nuestro negocio hasta donde nos imaginemos. Ahora, ¿cómo encontrar ese propósito?
Sin ánimo de ponerme muy existencial en este espacio, debo confesarte que emprender está completamente relacionado con el desarrollo personal. No es casualidad que muchas de las personas que emprenden tienen muy arraigados temas de liderazgo, amor propio y diferentes perspectivas sobre cómo mejorar al mundo. ¡Hay mucho trabajo detrás!
Te voy a dejar una receta para poder empezar el viaje a encontrar tu propósito. Si lo sigues, vas a poder conectar con un negocio que no solo genere dinero, sino que también te haga feliz.
Primero piensa en tus intereses. ¿De qué siempre estás hablando? Si el dinero no fuera un tema, ¿cómo pasarías el tiempo? ¿Qué temas siempre estás aprendiendo en YouTube o en otras redes sociales?
Ahora encontremos tus habilidades. ¿En qué te dice la gente que eres bueno o buena? ¿En qué cosas te gustaría mejorar? ¿En qué crees que eres sobresaliente?
Es momento de buscar tu impacto. ¿A qué grupos de personas te gustaría ayudar? ¿Qué problemas te gustaría resolver en tu comunidad? ¿Y en el mundo?
Tu pasión se encuentra donde se conjugan tus intereses y habilidades. Si a eso le sumas el impacto que tu puedes generar, ¡encontraste tu propósito!
Te invito a que te sientes con una taza de café o té, y en una libreta te pongas a anotar las ideas que te vienen a la mente al responder esas preguntas. Van a llegar muchas cosas a tu mente, pero solito todo se irá acomodando. ¿Te aventuras a descubrir tu propósito?
Por Laura Ramírez Delgado
