La vulnerabilidad emocional desmesurada que tanto se parece a la locura —y que por lo regular es su antesala— es uno de los temas centrales en la obra del gran dramaturgo norteamericano Tennessee Williams. En El zoológico de cristal, que raya en lo autobiográfico, Williams explora esta desmesura a través del personaje de una madre de familia (Amanda Wingfield, interpretada por Blanca Guerra) que se niega a aceptar la vida como es: sus hijos y ella son todos figuritas de cristal, viviendo al límite, a punto de romperse con cualquier movimiento. Bajo la dirección de Diego del Río, la historia se narra desde la memoria del personaje de Tom (alter ego de Williams, interpretado por Pedro de Tavira), poeta homosexual de clóset quien debe trabajar en una fábrica para mantener a su familia.
A pesar de que es una obra que se escribió durante la década de los 40 del siglo XX; el director Diego del Río explica que la puesta en escena tiene una conexión directa con nuestro presente, pues además de la dinámica familiar sofocante, se esconde la desolada voz de la clase media, “oprimida por un sistema feroz que no deja espacio para ser. Como lo hace Tom, para vivir debemos entrar en una inercia, dejar de lado los sueños, tomar nuestras ‘dosis de opio’, que en nuestro tiempo se traduce en drogas, alcohol, música incluso”, explica Del Río.
Con una puesta en escena que se sale del realismo para tornarse simbólica a través de la escenografía de Jorge Ballina, esta es una propuesta sugestiva e imperdible, pues, a diferencia de otras obras del mismo autor —como Un tranvía llamado deseo, por ejemplo—, esta solo se ha montado un par de veces en nuestro país, varias décadas atrás. No pierdas la oportunidad de disfrutar este clásico del teatro, que estará hasta el 24 de junio en el Teatro Helénico (av. Revolución 1500, col. Guadalupe Inn) los jueves y viernes a las 20:30 h, sábados 18 y 20:30 h, y domingos 17 y 19:30 h.
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