Hace más de 10 años, el cine documental era un género menospreciado y confundido con otros formatos cinematográficos. El festival de cine documental Ambulante ha cambiado la jugada: en su última edición, Ambulante se presentó en 12 estados de la República, congregó a más de 100 mil personas y ha llevado exhibiciones a más de 20 países. Hoy, ya trabaja en programas sociales.
El equipo de trabajo del festival Ambulante ha sido dirigido desde sus orígenes por Elena Fortes, cuya capacidad y determinación para encontrar nuevas vías de expansión para el proyecto lo han transformado en uno de los eventos culturales más importantes, valiosos y entrañables en todo el país. Ambulante llega a su primera década de vida colmado de proyectos nuevos, y con la gratificante conciencia de haber contribuido de manera definitiva a la vida cultural y pública de millones de personas en México y otras latitudes.
1. Ambulante y otros festivales dedicados al cine documental han transformado el paisaje de este género en nuestro país. ¿A qué le atribuyes el interés que existe ahora por este tipo de películas? Es evidente que mucho tiene que ver con el trabajo que ustedes han hecho, pero me pregunto si es algo que observes también en otras partes del mundo y si consideras que, por ejemplo, el estado de emergencia que se vive en buena parte del mundo es propicio para la exploración de la realidad y la reflexión de efectos sociales, políticos y culturales puntuales a través del cine documental. Definitivamente me parece que es un fenómeno global. Desde que empezamos Ambulante partimos de la hipótesis de que existía un público interesado en el cine documental, es decir, existía la demanda, y que el problema estaba más bien en la falta de canales de exhibición y en los prejuicios que se tenían en torno al documental. En 2006, cuando se celebró la primera edición de Ambulante y DocsDF, la palabra documental se confundía constantemente con cortometraje. En el imaginario colectivo era algo que no pertenecía a la pantalla grande, que no era cine. Ahora me atrevería a decir que hay mucha gente que prefiere ver documentales, en lugar de ficciones. El incremento de más de 700% en la asistencia del festival a lo largo de los últimos años es prueba de ello, igual que el auge de festivales e iniciativas enfocadas al documental.
A nivel internacional también ha crecido la taquilla del documental. Hay muchas películas que encajan en el cruce entre ficción y documental, así que las catego- rías están también desapareciendo, y es en ese cruce donde yo encuentro el terreno más fértil y fascinante del cine contemporáneo.
Por otro lado, me parece que la saturación de información y la manipulación mediática han contribuido al auge del documental. El estado de emergencia siempre da pie a más documentales, pero creo que también se debe a que existe menos confianza en los medios masivos, y el periodismo está en crisis, por falta de dinero o porque responde a intereses políticos o económicos. Hay poca cobertura de ciertas historias, poca diversi- dad en general. En cambio, los cineastas se perciben como individuos independientes, comprometidos, con intereses que responden a la sociedad o a una búsqueda creativa y artística.
Finalmente, con el desarrollo de nuevas tecnologías y plataformas, también ha cambiado mucho la relación entre realizador y público. Se ha vuelto mucho más directa, y el espectador puede influir directamente en el contenido de lo que ve, convirtiéndose en ocasiones en un copartícipe del proceso creativo. Además existen muchas más ventanas que permiten tener acceso a ciertos contenidos, y se ha vuelto mucho más fácil encontrar y dirigirse a nuevos públicos.
2. Además de la difusión de películas nacionales e internacionales, Ambulante ha tenido una gran vocación social demostrada en esfuerzos como Ambulante Más Allá o la beca Cuauhtémoc Moctezuma. ¿Podrías hablarnos un poco de esta dimensión del proyecto y cuáles han sido las satisfacciones o logros más importantes en este rubro? Ambulante nació para acercar a la gente al cine documental a través de la creación de circuitos de exhibición. Sin embargo, después de algunos años, nos dimos cuenta que de nada servía promover los canales de exhibición si no existían más oportunidades para la creación de documental. Las becas que hemos otorgado representan un apoyo adicional dirigido específica- mente al cine documental, en un panorama en el que existen pocos apoyos (sobre todo a óperas primas) y mucha competencia. Ambulante Más Allá otorga las herramientas de producción a poblaciones que no tienen acceso a oportunidades de formación profesional. La intención del proyecto es descubrir nuevas visiones, diversificar y descentralizar la producción en el país, dar voz a nuevos talentos contar otras historias.
Los documentales que han sido creados a través de Ambulante Más Allá han participado en más de 33 festivales nacionales e internacionales, desde Canadá hasta Nepal.
Este año, uno de los documentales formó parte de la programación de la Berlinale y otros dos estuvieron en la competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia. Pensábamos que sería un proceso mucho más largo el lograr acompañar y posicionar a estos nuevos directores en circuitos nacionales e internacionales, así que es muy grato ser testigo de su triunfo y éxito.
3. Háblanos un poco de los temas del festival. ¿En torno a qué los elijen? ¿Cuáles han sido los que personalmente te han dejado más satisfecha? En los últimos cuatro años hemos optado por elegir un concepto que rija la programación de Ambulante, que de alguna manera refleje el pulso de la sociedad a nivel global, que responda a las historias y visiones que vemos reflejadas en los trabajos que miramos en el proceso de selección y que tenga relación con el lenguaje cinematográfico. En años anteriores hemos elegido los conceptos de utopía, liberación, tiempo y asombro.
Mi favorito es liberación. Por un lado, respondía a una serie de movimientos globales que reivindicaron el poder de la sociedad civil ese año (primaveras árabes, indignados, occupy). Por otro lado, reflejaba también la liberación del cine de la pantalla y de la sala, al trasladarse a otros espacios, plataformas y dispositivos. Además celebraba la liberación del cine documental de su propia categoría, ya que desde entonces hemos incluido trabajos híbridos, que combinan el lenguaje de la ficción con el documental o que se expresan en distintos formatos y niveles narrativos (instalaciones, performance, teatro documental, documentales interactivos, etc).
Para 2016 estamos trabajando un concepto de colectividad e interdependencia, enfocándonos en todo aquello que nos une o separa. En este sentido, tam- bién queremos celebrar la esencia de un festival y de cualquier movimiento que busca transformar, al crear comunidad y generar empatía. Me parece muy apropia- do para inaugurar la segunda década de Ambulante.
4. Cuéntanos acerca de algún(os) objetivo que aún no hayas podido cumplir por motivos económicos o logísticos.
Crear una plataforma mediante la cual quien esté interesado en organizar una función de Ambulante lo pueda hacer, sin importar en qué parte del mundo esté. Me gustaría también crecer la plataforma de Ambulante Online para que estén disponibles los documentales que han estado en Ambulante. Mucha gente se queda con ganas de verlos y la mayoría no tiene distribución en México.
Por último, quisiera seguir abriendo canales de exhibición, desarrollar más circuitos de exhibición, sobre todo en estados a los que no llega Ambulante.
5. ¿Hacia dónde te gustaría llevar el festival en el futuro cercano y dime cómo lo percibes a mediano y largo plazo?
Me gustaría que el festival se pudiera llevar a diversas plataformas digitales en distintos dispositivos, porque me parece que hacia allá van las próximas generaciones y para nosotros siempre ha sido importante mantener un público y un equipo bastante jóvenes. Además es una forma de que un público mucho más amplio pueda acceder a los contenidos y eventos del festival. Me gustaría también poder exportar el modelo de Ambulante a otras regiones que comparten un contexto similar, y expandir las funciones en comunidades más pequeñas y remotas dentro de México. También me gustaría que Ambulante pudiera llegar a “la cocina” de las instituciones públicas, para que los líderes y gobernantes se enfrenten a otras visiones de la realidad. Nuestra misión es promover el documental como un factor de cambio social que tenga incidencia en políticas públicas. Este año inauguramos un ciclo de Ambulante en el Senado, pero seguimos trabajando en una estrategia más amplia que pueda abarcar otras instancias de gobierno y, en el mejor de los casos, abrir un espacio de diálogo constructivo entre sociedad civil y gobierno.
6. El cine mexicano ha experimentado un cierto auge a nivel internacional. Existe por supuesto la discusión de qué es cine mexicano y si incluso es importante la nacionalidad de los y las cineastas en alguna medida, pero lo que es indudable es que cuando menos, si tomamos como parámetro los festivales y premios internacionales que hemos visto, en diversos géneros y disciplinas, sí hay un aumento en la presencia de películas y personajes mexicanos. ¿Observas lo mismo en relación con la creación de cine documental en México?
Sí. Prueba de ello es la próxima participación de La plaza de la soledad de Maya Goded en el festival de Sundance. En mi opinión, la producción de documental mexicano ha sido excepcional en los últimos años y existe una mayor participación de documentales en festivales internacionales que hace cinco años.
7. Los circuitos culturales en México suelen concentrarse alrededor de zonas geográficas gentrificadas y de un nivel de desarrollo mayor. Ambulante en cambio ha intentado con éxito en muchas ocasiones- llevar el festival a zonas o territorios conflictivos o usualmente soslayados, ¿qué dificultades y recompensas implica este esfuerzo?
De manera indirecta nos ha afectado la violencia en el país. Hemos tenido que cambiar los métodos de traslado de invitados a diversos estados, y ahora volamos a la mayoría para evitar riesgos, lo cual ha aumentado los costos.
La recompensa es que precisamente es en las zonas de mayor conflicto y deterioro social en las que podemos tener un impacto positivo. Buscamos recuperar el espacio público para el cine y generar espacios de diálogo y reflexión constructivos. Muchas de las películas que seleccionamos responden a los problemas que vivimos en México. Cada año aprendemos del público en las diversas regiones del país, descubrimos con qué se siente identificado, qué lo inquieta o lo inspira. El público de diversos estados puede reaccionar de manera muy distinta a la misma película, y eso me resulta fascinante. Para el director, es una experiencia muy distinta enfrentarse a públicos que no necesariamente están planeando ver un documental, y que captamos de manera espontánea en una función al aire libre. A lo largo del festival se generan relaciones muy especiales entre el público, los directores y nosotros. Por eso me parece importante no dejar de generar estos encuentros presenciales, porque son también espacios de diálogo que elucidan problemáticas sociales y, de alguna manera, son microcosmos del país.
8. Finalmente te quiero preguntar por tu propio proceso de desarrollo profesional, ¿cuáles son tus ambiciones en este sentido?
A partir de julio de 2016 voy a iniciar una compañía especializada en documental. Me apasiona la idea de ayudar a que más historias y visiones encuentren su público. Después de ver tantas películas, me gustaría formar parte del proceso creativo para desarrollar otras, y algún día dirigir una propia.