Mira su cuna! Así fuese una canasta de paja, una caja, un cofre, o esta mini camita repleta de garigoleados elegantes, se trataba de un objeto necesario cuando había un bebé en casa. Y forzosamente la cuna debía ser cubierta con una tela verde obscuro para protegerlos de las corrientes de aire, y conservando el calor corporal del pequeño.
¿Libros para jugar? Si. Los niños del Siglo XIX leían un poco antes de echar a volar su imaginación al aire libre. Durante esta época se publicaron varios manuales que “con pelos y señales” explicaban a los niños cómo jugar: solos o acompañados, todas la versiones posibles de jugar a la pelota, al escondite o con las mascotas.
¡Y llegaron los innovadores juguetes blandos! Previo a un delicioso osito de peluche, las niñas jugaban con muñecas de cerámica pesadas y duras, durante esta época los talleres de costureras comenzaron a confeccionar una nueva línea de muñecos y animalitos blandos y flexibles, a base de tela, terciopelo y fieltro. Los más populares era los osos y los conejos.
¿Qué hacemos, está lloviendo? Pues dibujar! Durante el siglo XIX existía toda una variedad de sistemas para divertirse dibujando. Lo que en el presente parecería una clase profesional de dibujo, en aquellos días era muy común: calcas, moldes, y modelos. La serie de cuadernillos La Paleta y el Pintorcito Mexicano eran los sistemas más populares.
Colima 145, Col. Roma
Miércoles a domingo 10:00 a 18:00hrs.
$40.00