Un estudio reciente del IPN calculó los efectos de la publicidad política de este año en el medioambiente chilango
A pesar de que la tecnología ahora permite la publicidad electoral digital, los partidos políticos siguen valiéndose de carteles, pendones, volantes y otros medios impresos para promocionar la imagen de sus candidatxs.
Los comicios de este año no fueron la excepción, mucho menos en la Ciudad de México, cuyas calles, postes, paredes, puentes y árboles, así como las fachadas de casas y comercios, lucieron atiborrados de publicidad impresa de políticxs que aspiraban a todos los cargos en disputa.
Un estudio realizado por integrantes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y publicado este mes en la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, calculó los efectos que la propaganda tuvo sobre el aire, el agua y la vegetación de la capital, más allá del impacto visual que generaba verla inundada de caras, logos, lemas y colores partidistas.
La verdad es que sí son malas noticias. De acuerdo con la investigación, casi 6.5 millones de piezas de propaganda abarrotaron las calles capitalinas. Por cada 10 metros de vialidad había entre cinco y seis piezas de propaganda pegadas o colgadas en el mobiliario urbano.
La estimación es que toda esa publicidad impresa significó la emisión de 804 mil toneladas de dióxido de carbono (CO2) por la producción de carteles de papel y 9.74 millones de toneladas del mismo compuesto por la fabricación de lonas de policloruro de vinilo (PVC).
Los investigadorxs también calcularon que en la producción de los diversos materiales se consumieron más de 7 millones de litros de agua y se talaron más de 4 mil árboles adultos.
El estudio no considera la contaminación que además se genera cuando, concluido el proceso electoral, toda la propaganda política se va a la basura. “Para el caso del desecho de lona de PVC como residuo sólido urbano, lo más preocupante es la emisión de dioxinas y furanos producto de la quema en tiraderos a cielo abierto, lamentablemente no se encontró información para estimar la emisión de dichos contaminantes”, indica.
Sustancias peligrosas
El estudio “Estimación de contaminantes ambientales producto de la propaganda política utilizada en el proceso electoral de 2024, en la Ciudad de México”, indica que en la capital del país los partidos políticos colocaron al menos 6 millones 445 mil 496 anuncios electorales: 76.57% eran de papel o parecidos y 23.43% fueron lonas de policloruro de vinilo (PVC).
El problema de utilizar lonas de PVC radica en su fabricación, ya que en el proceso se obtienen subproductos potencialmente peligrosos para el medio ambiente y la población, entre ellos dioxinas y furanos, parafinas cloradas y compuestos orgánicos de mercurio, plomo, estaño y ciertos ftalatos (DBP y DEHP).
La producción de 2.7 millones de toneladas de lonas creadas bajo un proceso de polimerización arrojó al aire chilango 14 mil 195 kilogramos de monómero de cloruro de vinilo (VCM), el cual es un gas tóxico, cancerígeno e inflamable.
La interacción con el clima también es un factor peligroso, ya que para la plastificación de las mantas PVC se utilizan ftalatos (compuestos químicos de ácido ftálico con diferentes alcoholes). Con la exposición al sol y la lluvia, dicho contaminante entra en el ambiente.
Por si fuera poco, en muchas ocasiones esta propaganda se quema en tiraderos a cielo abierto, liberando dioxinas y furanos, que son tóxicos para la salud humana.
Crisis hídrica
El uso de la propaganda de papel también tiene consecuencias ambientales. Para elaborar una sola hoja, detalla el estudio, se necesitan 10 litros de agua; para una tonelada de papel con pasta virgen el consumo es de 150 mil a 200 mil litros, y para una tonelada de este material reciclado se requieren 2 mil litros. Dicha situación agrava la crisis hídrica por la que atraviesa la capital.
Además, una tonelada de papel requiere de alrededor de 2,400 kilogramos de madera, lo que equivale a 17 árboles. Por lo tanto, las 243,834 toneladas de papel utilizadas en el proceso electoral requirieron de 585,202 kilos de madera, es decir, 4,145 árboles adultos, además de 7 millones 315 mil litros de agua.
La basura electoral en la capital incluso fue tema de discusión entre lxs candidatxs a la jefatura de Gobierno. En su segundo debate, el emecista Salomón Chertorivski criticó al panista Santiago Taboada y a la morenista Clara Brugada de haber tapizado la ciudad con publicidad.
“Mis contrincantes tienen a la ciudad hecha un basurero”, les dijo, al tiempo que levantaba dos carteles arrugados con los rostros de ambxs candidatxs. Y remató: “Esto se ve en cada calle, cada poste, cada puente, no hay un milímetro de ciudad que no tenga sus cochinadas”.
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