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Así se celebra el Día de Muertos en Mixquic

Por: Redacción
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La alumbrada y las ofrendas de tres pisos son las tradiciones que se llevan a cabo en este pueblo originario de la alcaldía Tláhuac

Edgar Segura*

Con alrededor de 4 millones de visitantes cada temporada de Día de Muertos, San Andrés Mixquic, uno de los pueblos originarios de la alcaldía Tláhuac, es de los destinos culturales y turísticos más importantes de la CDMX.

Además de la alumbrada de su panteón, que es una de las postales más icónicas de esta celebración, las calles se llenan con estrellas de carrizo, calaveras de cartonería y ofrendas de tres pisos.

Pero, ¿cuál es el origen y significado de estas tradiciones? Chilango platicó con el historiador Baruc Martínez Díaz sobre el simbolismo de cada uno de los elementos que observarán quienes visiten Mixquic en estas fechas.

El Día de Muertos no es una fiesta prehispánica

Para entender los elementos que conforman el Día de Muertos en Mixquic, primero es necesario contextualizar. Para el historiador, el discurso predominante es que la celebración en general proviene del mundo prehispánico, lo cual no es del todo cierto. “Es una tradición contemporánea viva que combina dos procesos civilizatorios”, que son las culturas mesoamericanas y la europea.

La celebración retoma elementos de las culturas prehispánicas que se resistieron a abandonar por completo sus tradiciones durante el proceso de colonización. Como resultado, hay muchas reminiscencias de las costumbres de los pueblos originarios.

“La idea que nos han difundido es que llegaron los españoles, derrotaron a los mexicas e impusieron una nueva visión de las cosas que los pueblos vencidos aceptaron. Pero lo que los análisis históricos han demostrado es que los pueblos fueron muy activos en el proceso de reelaboración simbólica, religiosa y política“, explica Martínez Díaz.

Al igual que el origen del Día de Muertos, la historia de Mixquic es ilustrativa. El nombre completo del pueblo es San Andrés Mixquic, mientras que la comunidad en el centro de Tláhuac lo conoce como San Pedro.

“San Pedro y San Andrés son hermanos en la tradición católica, y ambos eran pescadores. Se eligieron estos dos santos para nombrar a las comunidades porque en épocas prehispánicas Tláhuac y Mixquic eran islas, estaban rodeadas de agua dulce, y tenían deidades dedicadas a la pesca. Entonces, a la llegada de los frailes dominicos y agustinos, los pueblos adoptaron a San Pedro y San Andrés porque compartían con ellos la tradición pesquera”, cuenta.

Mixquic, un crisol de la cultura de Día de Muertos

El historiador explica que “no es que Mixquic tenga un mayor culto a los muertos respecto a otras comunidades de la región”. De hecho, los elementos de la celebración también pueden encontrarse en pueblos de Milpa Alta o Tláhuac.

Esa fama adicional de Mixquic, de que su celebración de Día de Muertos supera a las de otras comunidades de la CDMX y del país, no proviene de tiempos prehispánicos ni de épocas coloniales, sino de mediados del siglo XX cuando se conjuntaron una serie de componentes que empezaron a darle notoriedad.

“El primero de ellos es que a mediados de los 50, un doctor de Mixquic llamado Benjamin Roque, que fue uno de los primeros profesionistas del pueblo, comenzó a convencer a sus vecinos para que empezaran a poner ofrendas más vistosas y a enflorar de una mejor manera las tumbas”, indica.

El segundo factor que le dio fama mediática es la espectacularidad de la lumbrada, que se realiza cada 2 de noviembre, en donde lxs pobladorxs iluminan con velas las tumbas de sus difuntxs. Tal elemento se debe en parte a la ubicación del panteón de San Andrés Mixquic.

“Mixquic posee un elemento que no poseen otros pueblos a la redonda, que es un panteón en el interior de la iglesia. En todos los pueblos de la región el panteón originalmente estaba ahí en las iglesias.

Pero en el siglo XIX, con las leyes liberales de secularización, de separación entre iglesia y Estado, se estipuló que los panteones deberían ser sacados de los atrios y deberían estar a las afueras de las poblaciones. A partir de entonces empezaron a buscar espacios donde estuvieran los nuevos panteones civiles. Pero en el caso de Mixquic no sabemos por qué no ocurrió este cambio”, comenta Martínez Díaz.

El último elemento que contribuyó a la construcción del mito de Día de Muertos en Mixquic es una serie de hallazgos arqueológicos que ocurrieron en la década de los 60 dentro del convento agustino de San Andrés.

En el lugar se encontró la escultura de un cráneo representando un rostro humano con la mitad de piel y la mitad de calavera. También se halló otra escultura de un torso abierto. Ambos se presentaron como si se trataran de una sola escultura de Miquiztli, supuesta diosa de la muerte, aunque el historiador aclara que en realidad no se trataba de una deidad.

“La diosa Miquiztli no existe en la cultura mesoamericana. Miquiztli era el signo calendárico de los 20 días que tiene el calendario náhuatl para el culto a la muerte. Luego, como Miquixtli se parece a Mixquic, muchos asumieron que Mixquic significa ‘lugar de la muerte’, lo cual es falso. Mixquic es un topónimo náhuatl que significa ‘en el lugar de los mezquites‘. No tenía ninguna relación con la muerte”, acota.

  • El  2 de noviembre todo el pueblo va al panteón de San Andrés Mixquic; sobre las tumbas se colocan velas, comida, bebida y música
  • Las ofrendas en Mixquic tienen tres niveles que representan los lugares por los que pasa todo ser humano: un piso superior, Omeyocan, donde es creado; uno intermedio, Tlalticpac, que es la tierra donde vive, y uno inferior, Mictlán, que es a donde todxs vamos.

*Texto adaptado para + Chilango