Entre finales de los años 70 y principios de los 80, el carpintero Ángel Juárez comenzó a crear cruces labradas para esta representación tradicional
La Carpintería Juárez es parte fundamental en la historia de la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, que desde hace casi dos siglos se realiza en Semana Santa. Su tarea desde hace más de 40 años es labrar la cruz que cargará el actor que interpreta a Jesús durante el viacrucis. El taller no es nada fuera de lo común. El aserrín de la madera está regado por todo el piso, las máquinas y las herramientas descansan sobre las mesas de trabajo, pero lo que destaca es la devoción religiosa. Hay pequeñas cruces en varios rincones, así como un gran cuadro de la Virgen de Guadalupe. También resalta, junto a la “Morenita del Tepeyac”, un altar para Don Ángel Juárez, quien comenzó con la tradición de hacer la cruz para la representación. Ahora su hijo, también de nombre Ángel Juárez, es el hombre al mando.
Carpintería Juárez, una tradición de Semana Santa
Entre finales de los años 70 y comienzos de los 80, un compadre de Ángel Juárez se le acercó para pedirle un favor: hacer la cruz para Carlos Rivas, uno de sus ahijados que había sido seleccionado para hacer el papel de Jesús en la tradicional fiesta de Iztapalapa. Por esas épocas, cada actor tenía que comprar su propia cruz. Por eso eran sencillas, lisas, sin labrados ni inscripciones. Sólo la madera en forma de cruz, que serviría para ser arrastrada varios kilómetros por las calles de la CDMX. “En ese tiempo trabajamos en las obras del Museo de la Universidad de Texcoco y estábamos haciendo un labrado de vigas tipo rústico. Por eso le dije: ‘te voy a hacer tu cruz con este labrado’”, recordó. El resultado no sólo le encantó al actor, sino también al comité organizador. Por eso, en los años sucesivos, le siguieron pidiendo las cruces a Don Ángel. Su única condición era que ellos pagaban la madera y la mano de obra iba a cuenta de la carpintería.
“Así duró como unos 15 o 20 años. Ya después dijo que iba a donar la cruz”, mencionó el carpintero. Aunque su padre falleció en 2015, él con orgullo sigue la tradición para seguir con el legado que ha quedado marcado en su local. “Son las tradiciones de un pueblo, el misticismo que tiene Iztapalapa, que se siga con esa tradición. Nos indujo el legado porque le encantaba hacer la cruz. Yo lo veo con mucho respeto. Es bonito”, agregó.
Lo primero que hay que hacer es ir por la madera al aserradero en diciembre. Se traen unas cuatro o cinco piezas, ya que tienden a retorcerse y hacerse chuecas. Después tienen que esperar unas semanas para que se sequen al sol y a la sombra. Luego se comienzan a labrar, a limpiar y por último el armado de las piezas. Tras sacar las medidas del actor de Cristo, terminan detalles como el grabado y el INRI.
Curiosidades de la cruz para la Pasión de Cristo de Iztapalapa
- La cruz mide más de seis metros con 10 centímetros de largo, tres metros y 40 centímetros de los brazos, además de que tiene un grosor de nueve centímetros.
- Puede llegar a pesar entre 90 y 110 kilos. ¡Es como cargar a una persona alta y robusta!
- La cruz se entrega bendecida a los actores el 19 de marzo, el Día del Carpintero.
- Una cruz, contando el material y mano de obra, puede costar hasta $15,000.