Especialistas de las UAM proponen transformar estos espacios para recuperar los bienes ambientales de la CDMX
Ante la alta demanda y precio de las viviendas, desde mediados del siglo XX miles de familias capitalinas optaron por asentarse en las áreas periféricas del sur y del poniente de la Ciudad de México, especialmente en aquellas que aparentemente implican menores costos.
Esto provocó un crecimiento demográfico y urbano descontrolado, así como el surgimiento de un complejo sistema de asentamientos humanos catalogados por las autoridades como informales o irregulares, ya que ocuparon áreas de conservación ambiental y protección ecológica, es decir, no aptas para la urbanización.
Restringir el uso de estas zonas para habitarlas, comprometió los derechos de esa población al acceso a suelo apto, vivienda digna, dotación de equipamiento urbano y el suministro de servicios públicos; a la vez que el crecimiento urbano en estas áreas impactó el futuro ecológico de una ciudad con un elevado consumo de recursos para su subsistencia.
En este contexto, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidades Xochimilco y Azcapotzalco, plantean la creación de comunidades sustentables, es decir, espacios en asentamientos urbanos con posibilidad de recuperar los bienes ambientales con un pacto social, ambiental, económico y político.
Con ello, indican, se incentivaría la creación de huertos urbanos, el uso obligado de eco tecnologías, la recuperación de áreas permeables y las actividades bioculturales que permitan el desarrollo local y la disminución de la huella de carbono por la obtención de servicios y prácticas ecológicas. También se lograría un beneficio económico para las poblaciones vulnerables mediante la participación comunitaria.
Dicho pacto debe cumplir con objetivos básicos como la disminución de las disparidades económicas y sociales; el desarrollo de oportunidades para las poblaciones vulnerables, y el establecimiento de compromisos y estrategias claras, objetivas y alcanzables, se lee en el estudio Comunidades sustentables: una alternativa para los asentamientos humanos en áreas naturales en la periferia de la Ciudad de México.
Asimismo, lxs investigadorxs proponen que la población se comprometa a cumplir normas, reglas y lineamientos para la restitución de servicios ambientales mediante el equilibrio ecológico entre lo construido y lo natural, la disminución de la huella de carbono con prácticas y acciones cotidianas para el cuidado de su contexto y la iniciativa de ruralizar lo urbano y no urbanizar lo rural o natural.
¿Por qué cuidar los suelos de conservación?
De acuerdo con el Atlas de la Biodiversidad del suelo de conservación de la Ciudad de México, 59% del territorio capitalino pertenece a esta categoría y se localiza en nueve alcaldías: Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa y Gustavo A. Madero.
En dichas demarcaciones hay agroecosistemas (milpa, nopaleras y sistemas agroforestales) y ecosistemas originarios del Valle de México (bosques, humedal lacustre y pastizales).
La importancia de preservarlos radica en que más de 9 millones de habitantes dependen de los servicios ambientales que proporcionan. Además, en tiempos de lluvia, los suelos de conservación, que conforman un cinturón natural de la zona urbana, facilitan la infiltración de unos 245 mil millones de litros de agua, proporcionando aproximadamente 73 litros de agua diarios por habitante, lo que es crucial para una ciudad que padece la falta de agua.
De acuerdo con ONU Hábitat, para el año 2030 más del 80% de la población será urbana. Esto provocará la expansión de las ciudades hacia las áreas naturales o de valor ambiental, llevando al planeta a una urbanización con problemáticas como la modificación de los ecosistemas, el cambio climático, el agotamiento de recursos naturales y una mayor vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos
- 3,138.5 hectáreas ocuparon en 2020 los asentamientos urbanos irregulares en áreas naturales o de suelo de conservación de la CDMX