FOTO: CORTESÍA

5 de marzo 2025
Por: Redacción

Dos fracturas al poniente de la CDMX son las causantes de los microsismos

La UNAM descubrió una nueva falla geológica en Barranca del Muerto que interactúa con la de Plateros-Mixcoac

Por Edgar Segura*

Investigadorxs de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) identificaron una segunda falla geológica asociada a los microsismos que se han sentido en el poniente de la Ciudad de México desde el año 2023. 

Se trata de la grieta denominada “Barranca del Muerto”, detectada en febrero de 2024, la cual se ubica a tan sólo 800 metros al sur de esa zona y de forma paralela a la de Plateros-Mixcoac.

Los estudios demostraron que la interacción entre ambas fracturas es una de las causas de la alta sismicidad en la zona poniente de la capital, donde se han registrado varios movimientos telúricos de baja intensidad.

El estudio a cargo de integrantes de la Facultad de Ingeniería, el Instituto de Geofísica, el Posgrado en Ciencias de la Tierra y el Instituto de Ingeniería, parte del análisis de dos microsismos de 3.2 grados ocurridos el 11 de mayo y el 14 de diciembre de 2023.

Lxs expertxs de la UNAM encontraron que durante los días anteriores al primero de los temblores, hubo actividad en una falla que previamente no había sido identificada, a la que llamaron “falla de Barranca del Muerto”. 

Destaca que además los desplazamientos de tierra en esa región podrían estar relacionados con la actividad en la falla de Plateros-Mixcoac, que habría provocado el segundo de los microsismos.

Lo que dice el estudio

El 16 de febrero de 2025 se publicó en la revista Tectonophysics el artículo titulado “Interacción entre dos fallas de lento deslizamiento bajo la Ciudad de México producen intensa sismicidad durante meses”. En el texto se explica que, a través de imágenes tomadas con tecnología satelital, se identificaron “dos fallas casi paralelas que van de oriente a poniente separadas por 800 metros”.

Detalla que seis días antes del sismo de 3.2 grados registrado el 11 de mayo de 2023, comenzó un lento deslizamiento en la falla de Barranca del Muerto; posteriormente, el 14 de diciembre del mismo año, otro sismo de igual magnitud se originó en la falla de Mixcoac.

“Un análisis geomorfológico cuantitativo permitió establecer la conexión estructural entre estas dos fallas”, indica. Lo anterior debido a que el segundo sismo “puede ser parcialmente explicado por el estrés inducido a esa falla [la de Mixcoac] a través del deslizamiento de mayo [en Barranca del Muerto]”.

De forma coincidente con el estudio, en los dos años más recientes varios sismos se percibieron cerca de la zona de Mixcoac. En ese sentido, la investigación concluye que “los enjambres sísmicos que caracterizan al poniente de la Ciudad de México parecen ser consecuencia del régimen extensional regional, las tensiones inducidas por el deslizamiento lento en los segmentos de las fallas orientales y la interacción entre estas fallas”.

Dos regiones de distinta sismicidad

En la investigación se explica que “los deslizamientos de las fallas sugieren que la sismotecnia de la Ciudad de México puede dividirse en dos regiones mecánicamente distintas”, debido a la ubicación de las fallas dentro de una zona de transición geológica.

Por un lado está el área ubicada al oriente de las fallas, anteriormente ocupada por un lago, la cual se caracteriza por contener sedimentos de una alta concentración de agua y es “tendiente a deformaciones asísmicas”, es decir, sin tanta actividad telúrica.

La segunda de las zonas analizadas corresponde a la región ubicada al poniente de las fallas, la cual es “propensa a mayor radiación sísmica donde las fallas se expresan geomorfológicamente”.

Impacto al subsuelo

En el documento también se explora el impacto de la extracción de agua del subsuelo en la incidencia de microsismos, ya que a un kilómetro de las fallas existen cerca de 14 pozos para esta práctica. Y aunque el suelo de la ciudad se hunde en promedio 50 centímetros al año, las conclusiones del estudio apuntan a que la actividad sísmica en esa zona del poniente se debe a la interacción entre las dos fallas y no a actividades antropogénicas como la extracción del agua de los pozos.

*Texto adaptado para + Chilango diario

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