Foto: Shutterstock

El anfibio más chilango

Por: Redacción

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Este animalito, ícono de nuestra cultura, es motivo de admiración tanto por su morfología como por su belleza

Por Brenda Raya

El 28 de octubre del 2021 fue puesto en circulación el billete de $50, mejor conocido como el “billete del ajolote”. Ese mismo año obtuvo el reconocimiento al billete del año, entregado por la Sociedad Internacional de Billetes de Banco.

Es fácil entender porqué fue elegido, cualquiera se cautiva por el hermoso ser casi fantástico que parece sonreír siempre. El motivo que llevó a colocar al anfibio es para dar cuenta de que se encuentra en peligro de extinción.

Y aun cuando el billete fue bien recibido y codiciado, la realidad para este pequeñín no ha cambiado mucho. Su hábitat, y por lo tanto su sobrevivencia, están en riesgo permanente.

Este inofensivo animal es originario de los lagos del Valle de México. Su nombre en náhuatl, Xólotl, significa “monstruo de agua” y según la historia Mexica, era el hermano gemelo de Quetzalcóatl, quien se negaba a morir. 

Su fascinante biología 

Otra cosa que lo ha reconocido en el mundo es la particularidad de su biología que le permite regenerar todas las partes de su cuerpo, incluido el sistema nervioso. A diferencia de otras salamandras y anfibios, no presenta metamorfosis, alcanza la madurez sexual y se reproduce sin perder su estado larvario.

Esta condición se llama neotenia, resultado de la evolución que los mantiene siempre jóvenes. Los ajolotes son parte del ecosistema chinampero, conviven en las aguas de los canales alojando su hogar entre las raíces de los Ahuejotes, por lo que es importante pensar en una conservación integral. 

El panorama actual 

¿Por qué si es tan bello, tan importante para la ciencia y los ecosistemas, está en inminente peligro de extinción?

Son varias las afectaciones que tienen los ajolotes, como la elevada actividad comercial y turística en Xochimilco que contamina los canales. Las especies invasoras como las tilapias y las carpas, quienes no sólo afectan al ajolote, sino a otras especies nativas como el charal y el acocil. La imparable urbanización de la zona y el aumento de la temperatura en las aguas también afectan su bienestar. 

La UNAM dio a conocer recientemente que entre enero y febrero del próximo año se realizará un censo de ajolotes en Xochimilco como parte del proyecto de restauración ecológica. Se subrayó también la importancia de realizar este conteo, que permitirá implementar medidas de conservación adecuadas además de combatir la desinformación.

Igual menciona a la urbanización como una de las principales causas que afectan a estos anfibios. A propósito de ello conversamos con la bióloga Alejandra García Hernández, quien dirige el proyecto Monstruos de agua, una iniciativa en Tláhuac dedicada a la conservación y divulgación.

“Los procesos de urbanización han afectado los canales de Tláhuac, por medio del cambio de uso de suelo y la contaminación de cuerpos de agua con desechos humanos, agroquímicos y pesticidas”, afirma luego de señalar que “lo que más afecta es la indiferencia de las personas ante la contaminación de cuerpos de agua y el desconocimiento de la riqueza biocultural de la zona”.

La bióloga está de acuerdo en los proyectos de conservación que realizan las instituciones, pero resalta que es importante la participación de las personas locales dentro de los mismos, pues “han perdido la identidad cultural de nuestro territorio y eso ha favorecido a que pierdan el interés de la biodiversidad que los rodea”. 

La especialista hace hincapié en la importancia de reconocer a los canales de Tláhuac, pues ahí también “han sido hallados ejemplares de Ambystoma mexicanum”, por lo tanto, es esencial la conservación de todo el sistema lacustre. La visibilidad que se le ha dado a Xochimilco ha dejado oculta la importancia de otros territorios y ahí puede haber soluciones a la conservación de la especie.

Propuestas locales ciudadanas

El panorama no es nada optimista, pero la buena noticia es que existen iniciativas a las que puedes sumarte si quieres ayudar a la conservación del ajolote. Un ejemplo es el proyecto Adoptaxolotl impulsado por el laboratorio de restauración ecológica de la UNAM, que consiste en la adopción virtual de un ajolote.

También están las iniciativas que, como individuxs y colectividades, podemos realizar. La bióloga Alejandra García sugiere que “podemos inculcar a las infancias a que reconozcan el valor de la vida, a utilizar algunas metodologías y apoyarnos de las investigaciones que existen para informar a las personas de la comunidad de una manera sencilla y adecuada”.

Ella imparte un taller educativo y de divulgación con niñxs de primaria: “El taller del ajolote es para que los conozcan e imaginen y reflexionen que existen especies que no vemos a simple vista, pero que habitan muy cerca”. Puedes conocer más de este proyecto a través de su página de Facebook “La trajinera del conocimiento”, de donde se desprende el proyecto “Monstruo de agua”.

  • En 1998, la UAM contabilizó 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado, mientras que para 2013 había sólo 36, de acuerdo con un último análisis de la UNAM

 

  • Hasta 30 centímetros pueden medir estos anfibios y pesar entre 60 y 230 gramos
  • El 1 de febrero se celebra el Día Nacional del Ajolote. Esta fecha, declarada oficialmente por el Senado de la República en 2018, tiene como objetivo destacar la importancia de este enigmático ser en nuestros ecosistemas y en la identidad cultural de México