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El futuro de la energía en México

Por: Redacción

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El consumo energético de la CDMX es un tema que con frecuencia despierta inquietud. ¿Estamos cerca de abandonar los combustibles fósiles para cambiarlos por energía nuclear?

Mucho se ha hablado sobre la posibilidad de una “energía del futuro” que podría satisfacer la demanda energética no sólo de la ciudad sino también del país, además de ser más amigable con el medio ambiente y disminuir las emisiones contaminantes; sin embargo, todavía existen dudas al respecto acerca de dónde nos encontramos.

Para despejar algunas interrogantes y conocer el estado de la cuestión en cuanto a energía, platicamos con la física Kassandra Salguero, especialista en confinamiento magnético de plasmas para fusión nuclear y quien se encuentra realizando su doctorado en el Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

¿Cuál es la “salud” del país en cuanto a producción y consumo energético?

En estos momentos nuestra salud energética se encuentra sometida principalmente a los combustibles fósiles porque el país sigue siendo dependiente especialmente del petróleo y el gas natural.

Nos enfrentamos al reto de mejorar y modernizar la infraestructura existente ya que la demanda energética sigue a la alza pero hay que ser conscientes y analizar si lo mejor es invertir en combustibles fósiles con su inherente daño al ambiente o mejor apostar por energías limpias y renovables que a la larga mejorarán nuestro entorno y economía.

México es un país muy grande en cuanto a población y extensión territorial y la CDMX no se queda atrás. A nivel nacional, se tiene el desafío de disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y hacer la transición hacia fuentes de energía más limpias, algo que tomará tiempo y dinero. Sin embargo, la CDMX puede presentar un desafío mayor debido a su alta densidad poblacional y demanda energética intensa.

Las fuentes de energía limpia en sus primeras versiones no serían capaces de proporcionar toda la energía requerida por la metrópoli y aquí la transición sería mucho más lenta. Pero es posible diseñar un plan tomando estos factores en cuenta.

¿Cuál es tu mayor preocupación al respecto?

Es una pregunta difícil. Pienso que a nivel global se tiene que hacer un esfuerzo grande por avanzar en el desarrollo de las fuentes de energías renovables y limpias.

Eso no parece presentar mayor dificultad en países de primer mundo que pueden invertir en investigación y desarrollo de tecnología para lograr ese objetivo, pero países como el nuestro tienen otras prioridades sociales y económicas.

Es por ello que mi mayor preocupación es que no se le dé la importancia adecuada a este asunto. Es nuestro planeta, de él vivimos, y cuidarlo debería ser una de las mayores preocupaciones de éste y todos los países.

¿Qué estamos haciendo bien?

En 2022 poco más del 30% de la energía producida en el país se generó con fuentes limpias, según el Reporte de Avance de Energías Limpias publicado por la secretaría de energía. Es un avance importante ya que se ha visto un aumento en ese porcentaje año con año desde 2018.

Además se tiene como objetivo que en este año se llegue al 35%. Definitivamente, poner este tipo de metas y un plan estructurado para lograrlo es algo que se está haciendo bien, ya que fomenta además la inversión en la investigación en esta área propiciando el desarrollo de tecnologías más eficientes.

¿Existe algo como la “energía del futuro”?

La energía del futuro es un concepto complejo ya que aún le falta mucho para ser una realidad. Una fuente de energía así requiere una inversión multimillonaria para su implementación comercial pero asegura ser abundante, limpia y prácticamente inagotable.

Por supuesto, estoy hablando de la fusión nuclear que todavía es un concepto en desarrollo pero que promete darnos un futuro sostenible; sin embargo, es difícil de lograr y requiere mucha investigación e innovación tecnológica antes de que tome un lugar como proveedora de nuestras demandas cotidianas.

Además, en México la única manera de entrar a la investigación en esta área es aliarse con países que puedan destinar recursos monetarios importantes en su desarrollo”, asegura Kassandra.