Foto: Cortesía

El sacrificio de animales sigue ocurriendo en la CDMX

Por: Redacción

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Aunque hay leyes que condenan estos rituales, la práctica continúa al amparo de la libertad de culto

Por Mario Rojas R.

En la religión yoruba es común el sacrificio de animales para obtener el favor de su dios. Desde aves hasta perros, gatos, serpientes o chivas se ofrendan en sus rituales y ceremonias. 

Pese a que esta práctica está prohibida por las leyes, tiene muchxs seguidorxs en nuestro país y la CDMX no es la excepción.

“Se sacrifica un animal como ofrenda de apaciguamiento, pues la sangre de la víctima se ofrece a los dioses para lograr que se calme”, cuenta Luis, un santero con más de 20 años de experiencia en estos rituales.

Este culto proviene de África y llegó a México a través de Cuba. Luis, precisa: “No gozamos con el sufrimiento animal y no matamos sólo por matar, se sacrifican animales por sobrevivencia, pero en una referencia mitológica o más espiritual primero se utilizan plumas de una paloma, un gallo o una gallina porque le llevan el mensaje a Olofi, nuestro dios”.

Diana Barragán, diputada local por el Partido del Trabajo y vicepresidenta de la Comisión de Bienestar Animal en el Congreso capitalino, opina lo contrario y considera que “en la actualidad es injustificable la violencia y el maltrato hacia cualquier forma de vida y no es concebible que se escuden bajo el disfraz de la cultura y la tradición”.

Como defensora de los derechos de los animales, la legisladora sostiene que “ninguna práctica religiosa o cultural puede ni debe atentar contra la dignidad de ningún tipo de vida”.

“Somos libres de practicar nuestra religión”

El santero explica que no sólo lxs seguidorxs de esta religión, sino también mucha gente que no es practicante acude a sus rituales en busca de un beneficio. “Viene todo tipo de gente y nosotros tenemos la obligación de abrirle la puerta a todos”.

El tipo de ayuda que solicitan varía. “En sí el objetivo de la religión es para tener salud y estabilidad, pero vienen a pedir toda clase de favores: para que les vaya bien en su trabajo, para obtener el amor de alguien, para curar alguna enfermedad o para que no los agarre la policía.

Hay santeros que nos dedicamos a lo bueno y otros que ayudan para cosas malas, y es respetable. Nosotros no juzgamos, sólo intentamos abrirles la conciencia para que sepan lo que están haciendo”.

Luis justifica el asesinato de los animales en sus rituales por la libertad de culto. “Somos libres de practicar nuestra religión y este evento es parte de nuestra tradición. Además, los animales posiblemente se utilicen para la alimentación y quienes no están dentro de todo esto, de todas maneras matan animales para comer.

Lo que pasa es que nuestro culto está muy condenado, piensan que la santería tiene que ver con cosas del diablo, pero recordemos que en la iglesia católica se sacrificaban corderos y en la judía gallinas. En varias religiones sucede esto, pero a nosotros nos estigmatizan”.

Barragán rechaza que al amparo de la libertad de culto continúe el sacrificio de animales. “La Constitución efectivamente nos da la libertad para practicar la religión que elijamos, siempre y cuando no afecte a nadie más, es decir, dentro del mismo marco normativo existe la limitante de que si viola otras leyes, no se puede aplicar, y en varios estados de la República se contempla la protección a los seres sintientes y se sanciona el maltrato animal. Entonces ahí hay una contradicción jurídica”.

La legisladora lamenta la persistencia de mitos y símbolos que justifican la brutalidad en nuestras sociedades: “Hay prácticas que, disfrazadas de tradición, como las corridas de toros o las peleas de gallos, perpetúan la violencia en contra de los animales… Debemos transitar hacia su total eliminación porque estas acciones esconden otras problemáticas para la sociedad”.

Intereses económicos

En el Mercado de Sonora, al sureste del Centro Histórico de la CDMX, es ostensible la venta de animales para sacrificio. “No sólo ahí, en toda la ciudad hay muchísimos mercados y veterinarias que los venden”, sostiene el santero.

La diputada petista reconoce que, pese al respaldo legal que han logrado para el respeto a la vida animal, no han podido hacer que se cumpla plenamente porque hay muchos intereses económicos. “Hemos querido implementar varias medidas para presionar y cerrar estos espacios, pero nos topamos con grupos muy poderosos que insisten en mantener estas prácticas. No ha sido una batalla fácil”.

Y es que, comenta, es un tema que concierne a todxs: “En cruces de caminos y vías de trenes estas personas tiran bolsas con cadáveres y osamentas de todo tipo de animales como una práctica simbólica para las malas vibras del camino. Cuando se descomponen los cuerpos se generan bacterias que pasan a formar parte del aire que respiramos. Además se producen plagas de ratas, cucarachas y gusanos, lo que representa un foco de infección para la ciudadanía”.

Por todo ello, Diana Barragán concluye: “La Ciudad de México es punta de lanza en muchos temas, es una ciudad vanguardista y llevamos varios pasos de avanzada en diversas materias y el bienestar animal es uno de ellos, pero todavía nos queda una brecha grande por recorrer en el respeto a cualquier tipo de vida.

Es importante que esta sea una prioridad no sólo de las autoridades, sino de la sociedad y entendamos que los seres sintientes y la manera como nos relacionamos con ellos tiene muchas consecuencias sociales”.

“En la actualidad es injustificable la violencia y el maltrato hacia cualquier forma de vida y no es concebible que se escuden bajo el disfraz de la cultura y la tradición” -Diana Barragán, diputada local

  • El artículo 25 de la Ley de Protección a los Animales de la CDMX prohíbe el uso de animales en la celebración de ritos y usos tradicionales
  • De 2 a 4 años de prisión es la pena contra quien cometa actos de maltrato o crueldad animal, según el artículo 350 Ter del Código Penal local