La Ciudad de México, Tokio y Delhi son algunas urbes que han tomado medidas para no quedarse sin agua potable
Por Eridani Palestino y Alberto Rivera
En la última mitad del siglo XX y principios del XXI, los asentamientos urbanos en el planeta crecieron a un ritmo acelerado. En 1950 solamente 30% de la población mundial habitaba en las ciudades, para 2018 llegó a 55% y para 2050 se estima que llegue a 68%, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Ciudad de México no es ajena a este fenómeno. En 2018 se ubicó como la quinta megaciudad del planeta al tener una población superior a los 21 millones de habitantes, y la estimación es que en 2030 alcance más de 24 millones de personas y se coloque en el octavo lugar.
El Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República señala en un estudio titulado Retos y estrategias de las megaciudades para evitar el “Día Cero”, que este incremento representa grandes desafíos para la sostenibilidad social, económica y ambiental, entre ellos, el abastecimiento de agua.
El llamado “Día Cero”
En 2017, autoridades de El Cabo, Sudáfrica, forjaron el término “Día Cero” para delimitar una fecha en la que racionarían la distribución del agua a la población ante su escasez. Restringieron el riego de jardines, lavado de autos, y banquetas; limitaron el consumo a 50 litros por persona al día y multaron el consumo prohibido.
De acuerdo con Itzkuauhtli Benedicto Zamora Saenz, autor del estudio, el “Día Cero” no necesariamente refiere una fecha distópica que genere pánico entre la población, sino que puede constituirse como un signo de alerta para acelerar el cambio hacia un modelo de sostenibilidad hídrica como se demostró en la ciudad sudafricana, donde las medidas rindieron frutos.
Sin embargo, esto permitió concientizar a otras partes en el mundo sobre la posibilidad de la falta del líquido. Por ello, el investigador da a conocer brevemente algunas medidas que han implementado algunas megaciudades para resolver el reto de la falta de agua.
Ciudad de México
El tema de la escasez de agua generó alerta en la ciudadanía el año pasado por el bajo nivel de las presas del Sistema Cutzamala, el cual actualmente satisface casi 30% de la demanda de agua potable en la Zona Metropolitana del Valle de México.
Lo anterior como consecuencia de una prolongada sequía, “un fenómeno natural que se manifiesta como una deficiencia de humedad anormal y persistente, que tiene un impacto adverso en la vegetación, los animales y las personas”, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
Datos del Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), refieren que el 8 de mayo de 2023 el Sistema Cutzamala se encontraba al 39.5% de su capacidad, es decir, presentaba un déficit de 22.9%, ya que el nivel histórico de almacenamiento era de 62.4%.
Ante esta reducción, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) y la Secretaría del Agua del Estado de México llevaron a cabo cortes y racionamientos de agua en alcaldías y municipios, respectivamente. También se rehabilitaron y repusieron pozos de agua, al tiempo de sustituir tuberías y reparar fugas.
Por otro lado, en la ciudad se han implementado diferentes programas como el llamado Cosecha de Lluvia (2019), operado por la Secretaría del Medio Ambiente, con el cual se han instalado sistemas de captación no sólo en viviendas sino también en escuelas públicas a fin de que la población logre una mayor autonomía hídrica.
Otro programa es Altépetl Bienestar, que busca incidir en el mantenimiento del suelo de conservación, mismo que ayuda a la infiltración de agua al acuífero, la captura de carbono y la generación de oxígeno. En 2019, el gobierno capitalino destinó una inversión histórica de 1,000 millones de pesos para su ejecución.
Otras ciudades
La capital del país no es el único lugar donde se adoptan medidas para paliar este problema. En Tokio, Japón, trazaron desde 1973 el Plan de Conservación del Agua, con una proyección a 30 años.
El proyecto se basa en tres acciones estratégicas: eficientar el sistema de distribución, fortalecer el tratamiento avanzado de aguas residuales para su reúso y disminuir la demanda de agua a partir de una mayor eficiencia en el consumo. También emprendió una campaña permanente de educación ambiental, como la apertura del Museo del Agua en 1997.
Por su parte, el gobierno central de India implementa desde 2006 un programa nacional para monitorear la calidad del agua en asentamientos urbanos como en la ciudad de Delhi, donde existen viviendas irregulares.
Otro caso es el de Shanghái, China, donde el crecimiento industrial aceleró la demanda del recurso y aumentó la contaminación de las fuentes superficiales. Por ello, las autoridades priorizaron la mejora de la calidad de las descargas a los cuerpos de agua superficial, mediante una mayor infraestructura para el tratamiento de aguas residuales.
Aunque el estudio resalta la efectividad de las acciones, advierte que éstas requieren de una planificación que tome en cuenta de manera específica el impacto del cambio climático en cada megaciudad, “ya que no son los mismos riesgos para las costeras que para aquellas que se ubican en zonas áridas o semiáridas”. Las políticas públicas, apunta, deben abordarse desde aspectos ecológicos, sociales, económicos, financieros y propiamente hídricos.
Otro tipo de soluciones
El investigador en materia hídrica de la Universidad Autónoma Chapingo, Rafael Sánchez Bravo, afirmó que otra medida que podría favorecer a la CDMX es diseñar un Plan de Desarrollo que empiece a tratar las aguas residuales y favorezca la captación de agua de lluvia, ya que sólo se recicla entre 10% y 15% de agua, y el resto se va por el drenaje.
Es prioridad, dijo, empezar a construir de manera masiva captadores de lluvia y tratar el agua para darle más de un uso.
- 286 litros de agua embotellada consumió cada mexicanx en promedio durante 2020