La Secretaría del Medio Ambiente de la capital indica que en México, ocho de cada 10 plantas con flor se reproducen por medio de la polinización, lo que da una idea del impacto que tiene la disminución de los polinizadores en el planeta
La polinización es un proceso de la naturaleza gracias al cual existe la vida en este planeta tal y como la conocemos, pues además de muchos otros procesos, asegura la producción de alimentos. El polen de una flor es una agrupación de pequeños granos que contienen células masculinas, las cuales necesitan otra flor para formar su fruto; esto se cumple cuando el polen entra por el estigma, la parte femenina de la flor, hasta llegar a los óvulos (sí, las flores tienen óvulos).
Dado que las flores no pueden caminar ni entrar a una app de citas, la polinización puede suceder gracias a la acción del viento y el agua, pero es realmente efectiva cuando la llevan a cabo ciertos animales a los que se le conoce como polinizadores, como las abejas, las moscas, los colibríes e incluso los murciélagos.
Dependiendo del tipo de polinizador, les atraerán diversos tipos de flores, ya sea por su color, su olor o su forma; es por ello que la transformación de áreas verdes silvestres en monocultivos o en zonas habitacionales (que por ende, cambian el piso de tierra por cemento y devastan una parte de la naturaleza) reduce o elimina la variedad de plantas y por lo tanto los animales no pueden comer ni polinizar. Otras causas también son el cambio climático y el uso de agroquímicos.
“Disminución dramática”
La Secretaría del Medio Ambiente de la capital indica que en México, ocho de cada 10 plantas con flor se reproducen por medio de la polinización, lo que da una idea del impacto real que tiene la disminución dramática de los distintos polinizadores en el planeta, causada por la actividad humana y su consecuente crisis ambiental global. La existencia de los polinizadores está ligada a la de la humanidad, pues su ausencia causaría un “efecto en cascada”: sin semillas no hay pasto ni flores ni frutas y por lo tanto, tampoco los animales que viven de ellas.
Fotografía: cortesía