El pasado 12 de marzo, personas con discapacidad visual que trabajan como comerciantes formales dentro del Metro, y que se manifestaron para exigir inclusión laboral en las instalaciones de dicho transporte, fueron reprimidas por policías de la CDMX
Por Édgar Segura
Al menos 12 personas ciegas que trabajan como comerciantes formales dentro del Metro, y que se manifestaron para exigir inclusión laboral en las instalaciones de dicho transporte, fueron reprimidas por policías de la CDMX el martes. Las personas con discapacidad visual denunciaban que algunos de sus espacios les fueron arrebatados, al tiempo de comentar que ahora se permite la entrada de nuevas personas que se dedican al comercio, sin vivir con discapacidad.
La movilización partió de Balderas rumbo al Zócalo y transcurrió de manera pacífica hasta que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana hicieron uso excesivo de la fuerza para encapsular a lxs manifestantes. “A la altura de Salto del Agua, casi llegando a Eje Central, hubo un bloqueo por parte de granaderos”, contó en entrevista con la revista Chilango David Juárez, integrante de la Asociación Mexicana de Invidentes y Débiles Visuales. Por su parte, Fernando Barajas, quien preside la asociación, dijo que algunos recibieron patadas y golpes en el rostro: “Si nos pegan, tratamos de defendernos; somos ciegos, pero no mancos”.
“Nos defendimos con nuestros bastones”
David forma parte del programa de reordenamiento del comercio que opera desde 2010, a través del cual se otorgan espacios de trabajo dentro del Metro a personas ciegas. Él y sus padres, que también viven con discapacidad visual, venden dulces, aguas y gelatinas en una pequeña tarima.
Como David, alrededor de 500 personas ciegas que ejercen el comercio en este punto marcharon para exigir respeto a sus espacios. Sin embargo, el comerciante denuncia que la policía impidió su derecho a la libertad de tránsito y de expresión: “Con dos camiones, (policías) bloquearon toda la avenida. Nos impidieron el paso y cerraron la calle”.
Posteriormente, dice que lxs policías procedieron a encapsularlos a pesar de que la marcha no transcurría con violencia: “Había muchos compañeros que ya son de la tercera edad o que iban en silla de ruedas y viven una doble discapacidad (…) Nadie iba encapuchado. No llevábamos armas, ni bombas Molotov. Sólo llevábamos nuestra herramienta para nuestra movilidad, que son nuestros bastones, y fue con lo que nos defendimos”.
Años de lucha
Para entender los motivos que llevaron a las personas ciegas a marchar el 12 de marzo, hay que remontarse años atrás. La Asociación Mexicana de Invidentes y Débiles Visuales surgió hace dos décadas, fundada por vagonerxs ciegxs que vendían dulces o discos en los trenes del Metro, con todos los peligros que ello conlleva.
Tras años de lucha, la organización consiguió en 2010 que se incluyera a personas ciegas en un programa de reordenamiento del comercio. De esta manera, el Metro les asignó 121 lugares conocidos como “tarimas”, que son espacios de apenas un metro cuadrado en los que venden sus mercancías.
Para aprovechar estos espacios, hasta tres personas comparten el mismo, disponiendo de él en distintos horarios. El problema es que en lugar de tener más, señalan, con el paso del tiempo se han reducido. “Ahora con la remodelación de la Línea 1 quitaron varios de nuestros localitos”, denuncia David.
Aunado a lo anterior, la molestia es que el Metro sí asigna nuevos lugares a personas sin discapacidad. “Hemos solicitado una ampliación y nos dicen que no hay permisos. Pero todos los días encontramos un nuevo comercio de personas normovisuales”, acusa Fernando. Además, denuncian que ahora les ofrecen las estaciones más alejadas y menos transitadas. Esas y otras circunstancias fueron las que orillaron a las personas ciegas a marchar.
Cuestión de dignidad
Tras los hechos del martes, representantes de la Asociación Mexicana de Invidentes y Débiles Visuales lograron reunirse con el director del Metro, Guillermo Calderón, para entregarle un pliego petitorio en el cual solicitaron la ampliación de los espacios laborales para personas con discapacidad visual y la restitución de los lugares perdidos. A cambio, únicamente obtuvieron la promesa de más reuniones de trabajo y una respuesta a final del mes.