Foto: Rosa Ivett Reyes, Manuel Elizalde y Juana García

5 de septiembre 2024
Por: Redacción

Las guardabosques: mujeres se juegan el pellejo por nuestro pulmón verde

Las brigadistas de Milpa Alta han tenido que luchar contra dos enemigos: el fuego y el estigma de que una mujer no puede apagar un incendio

Por Juana García

La mitad de lxs brigadistas forestales de Milpa Alta son mujeres que iniciaron una lucha hace más de 20 años para integrarse a un trabajo que se creía exclusivo de los hombres. Hoy comparten responsabilidades para contener los incendios cada vez más frecuentes y voraces en las zonas de conservación de este pueblo nahuablante.

Integrantes del primer grupo de mujeres brigadistas comunitarias cuentan a + Chilango sobre sus labores para preservar este pulmón verde de nuestra ciudad así como los estigmas que han tenido que vencer.

“Antes éramos mal vistas por trabajar en el bosque, de repente éramos criticadas porque pensaban que éramos incapaces de hacer el trabajo físico de apagar el fuego”, recuerda Marisol Aguilar, brigadista comunitaria desde hace más de una década.

Marisol aprendió a cuidar su bosque desde que tenía 16 años y ahora una de sus hijas se acaba de integrar a las actividades de conservación y combate al fuego. Ellas tienen en claro su responsabilidad con las más de 18,605 hectáreas de bosque de Milpa Alta.

En 1998, ante la necesidad de defender sus áreas verdes de la mancha urbana, lxs comunerxs comenzaron a organizarse para limpiar algunas zonas. Poco a poco comenzaron a permitir la integración de las mujeres. “En Milpa Alta no importan los quehaceres de la casa, hay que cumplir con el bosque, aunque eso te lleve a no ver a tu familia durante todo el día”, dice Mónica Alarcón, quien comenzó con el cuidado del bosque desde los 15 años.

Ella se integró como parte de las brigadistas en el año 2000. “Nos veían como las mujeres que hacen el trabajo fino dentro del bosque, como brechas, pero no para combatir el fuego y por eso hicieron brigadas mixtas. Nos mandaban en el horario matutino porque la mayoría de los incendios empiezan por la tarde”, recuerda.

Trabajo poco valorado

Milpa Alta, considerada como pueblo náhuatl y residente de naciones originarias de otros estados, es la segunda alcaldía con más superficie aunque también la menos poblada. También es la demarcación con más suelo de conservación. Sus habitantes tienen un especial cuidado de los bosques conscientes de que dan un servicio a toda una ciudad al mantener vivo uno de sus pulmones verdes.

Entre las actividades más peligrosas que realizan está el combate a los incendios, pues implica jugarse la vida, además de que han incrementado y se han vuelto más voraces. Pero más importante (y barato) aún, es el trabajo preventivo para evitar la propagación del fuego, como expone Agustín Martínez, comunero y ex coordinador de brigadas en San Pablo Oztotepec:

“Nuestro trabajo se ve más cuando hay incendios, pero eso no es todo. En las siguientes semanas comenzamos con un arduo trabajo para darles mantenimiento a las brechas cortafuego, para que cuando haya incendios se puedan contener, porque si se deja de dar mantenimiento, en algún momento se sale de control y nuestras vidas corren peligro”.

Pese a su importante tarea, lxs brigadistas apenas comenzaron a percibir un salario de $6,000 este sexenio de parte de la Comisión de Recursos Naturales (CORENA). Antes era menos de la mitad, además de no contar con seguro social ni prestaciones.

Asegurar la cosecha de agua

Por las mañanas y tardes de verano, la niebla rodea a Milpa Alta y sus bosques. Es, sin duda, uno de los más extensos pulmones verdes de la gigantesca Ciudad de México. Aquí, las mujeres guardabosques y comuneras se mantienen activas en distintas labores para conservarlos.

“Si nosotras como personas no cuidamos nuestros bosques, no sabemos quién más lo hará. Los bosques de Milpa Alta son importantes para todxs, toda la ciudad, y por eso siempre vamos a defenderlos y cuidarlos”, dice Mónica Alarcón, mientras recuerda que este año los incendios se volvieron más devastadores.

En esta temporada de lluvias, las mujeres se encargan de la preparación del terreno, reforestación, poda y otras actividades. En las siguientes semanas hasta el mes de noviembre trabajaran en las brechas cortafuego.

“Trabajamos durante todo el año, pero en estos momentos nos encargamos principalmente de la conservación. En el mismo bosque se buscan los árboles pequeños que están amontonados, para trasplantarlos y que tengan mayor posibilidad de crecimiento. Pareciera que cada año es la misma rutina, pero es para mantener sanos nuestros bosques”, explica.

Agustín Martínez explica lo importante que es atender todos los procesos de conservación en todas las épocas del año, pues ayuda a la cosecha de agua. Indica que de cada 10 litros de agua que se consumen en la CDMX, siete se cosechan en la zona de conservación de Milpa Alta.

La mayoría de la cosecha de agua en la alcaldía se va a la metrópoli; sólo cinco de los 16 pozos de la alcaldía surten a su población y 11 se distribuyen en la ciudad. Pese a ello, los apoyos para resguardar los bosques son escasos y el gobierno condiciona los recursos y diseña reglas de operación sin tomar en cuenta los conocimientos generacionales de las familias.

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