El actor no sólo es el Benny, Juan Pérez, Carmelo Vargas o El Chueco, también es todos esos personajes cuya vida vale la pena contar en la pantalla grande
Por Karla Peckerman
Hablar de Damián Alcázar es hablar de muchos de los personajes más entrañables del cine mexicano. El actor comenzó su carrera en los años 80, es decir, lleva más de tres décadas trabajando en teatro, cine y televisión, portando la piel de otras personas, algunas reales y otras ficticias.
Su talento no se ha quedado en nuestro país, también le ha dado un lugar muy importante a los mexicanos en el cine “gabacho”, recientemente con su papel del amoroso y valiente padre de un superhéroe en Blue Beetle. Pero… ¿habrá algún personaje que le hubiera gustado explorar?
Él mismo nos contó en entrevista: “Me habría encantado hacer a Zapata. Me invitaron alguna vez a hacer la vida de Tin Tan, pero me pasé de edad porque él murió mucho más joven que yo. Me habría encantado hacer a Manuel Lozada, el Tigre de Álica, un gran luchador social de Nayarit.
También a Felipe Ángeles o Múgica, el asistente del General Lázaro Cárdenas”. Si bien estos personajes se quedaron en el tintero, Alcázar aún tiene las ganas de interpretar otras vidas, unas que parecieran muy comunes pero que para él tienen un enorme valor en la sociedad.
“Me encanta interpretar a los trabajadores porque también son héroes, los que te llevan la fruta hasta tu casa, los que te sirven en un restaurante un platillo delicioso. Con esto quiero decir que una película que hable del ser humano vale la pena hacerla”, asegura.
UNA LARGA CARRERA
Damián Alcázar se ha encargado de regalarnos a un odiado Juan Vargas en La ley de Herodes, un amado Benny García en El infierno o unos trillizos nada parecidos en ¡Que viva México! Ha trabajado, hasta el momento, en más de 70 películas y más de 30 programas de televisión entre los que destacan El crimen del Padre Amaro, Un mundo maravilloso, La delgada línea amarilla, Las Aparicio, Capadocia y más.
*Texto adaptado para Máspormás