Una persona trabajadora mexicana invierte 619 horas más al año a su labor remunerada, en comparación con Japón, por ejemplo, país del que se piensa que tiene exceso de trabajo
El estereotipo de lxs mexicanxs flojxs ha sido refutado con la implacable dureza de los datos duros: México es el país con el mayor exceso de trabajo del mundo.
Lo dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que indica que lxs mexicanxs son los que más horas trabajan de los países que conforman este organismo; el promedio anual de horas trabajadas en el país fue de 2 mil 226 horas en 2022, es decir, 77 horas más que el segundo país con más horas de trabajo, Costa Rica, y 619 horas más que lo que trabaja en promedio una persona en Japón, país en el que se suele pensar que se trabaja mucho.
La Organización Internacional del Trabajo, citada por la World Population Review, señala que en lo que va de 2024 el promedio semanal del país es de 42.70 horas trabajadas a la semana. En el caso de los hombres, el promedio es de 45.80 horas, mientras que para las mujeres es de 38 horas.
Bajo crecimiento
El poco crecimiento económico del país, de acuerdo con la OCDE, se debe al crecimiento de la fuerza laboral y en una menor medida a la inversión de capital: “Durante tres décadas, México ha sido una economía en cámara lenta. A pesar de las reformas, entre 1990 y 2019, el crecimiento económico de México promedió solo el 2.2 por ciento anual y el producto interno bruto (PIB) per cápita en relación con Estados Unidos disminuyó de cerca del 30 por ciento a menos del 20 por ciento. (sic)”.
En el estudio titulado Crecimiento de la productividad en México, la OCDE afirma que “la productividad agregada de México se ve debilitada por factores estructurales a nivel de industria y de empresa –como el acceso al financiamiento, la falta de incentivos para invertir en tecnología, las capacidades de gestión y el entorno empresarial– que impiden el acceso de las empresas productivas a los recursos”. La pandemia por COVID-19 es otro de los factores a los que se le atribuye la baja productividad de los últimos años.
Acceso al financiamiento
Entre las razones de la baja productividad en el país, en el informe de la OCDE se señala que el crecimiento en la productividad tiende a ser mayor en empresas con acceso al financiamiento, en comparación con las que no lo tienen, las cuales suelen ser emprendimientos jóvenes y pequeños. Las pequeñas empresas de México tienen un 9% más de probabilidades de no poder financiar las inversiones necesarias por falta de acceso al financiamiento.
Al mismo tiempo, el crédito interno al sector privado en 2020 fue equivalente al 30% del PIB, en comparación con el promedio de la OCDE, de 161%, lo cual muestra que el crédito disponible es sumamente bajo en el país, además de que no suele fluir hacia las empresas más productivas. Una de las causas señaladas en el informe es la concentración y la escasa competencia en el sistema bancario, pues tres bancos concentran más del 50% de los activos bancarios totales de México, los cuales se enfocan a los segmentos de mercado más rentables y cobran tasas de interés más altas, especialmente a las pequeñas empresas con garantías limitadas.
Sin recursos para las empresas más productivas
En el estudio se puntualiza que México muestra una incapacidad más general para asignar recursos a las empresas más productivas. El 10% de las empresas más productivas es 3.6 veces más productivo que el 10% menos productivo, frente a relaciones de 1.9 en Estados Unidos, 2.4 en el Reino Unido o 1.3 en Japón. Además, los establecimientos más productivos se enfrentan a mayores cargas regulatorias y fiscales.
Las mujeres y los cuidados
Los trabajos de atención y cuidados, no remunerados, constituyen una de las barreras para que las mujeres puedan integrarse plenamente al mercado laboral y, con ello, contribuir a la productividad nacional. Entre las reformas sugeridas por la OCDE están una mayor flexibilidad en cuanto a los horarios de trabajo y el trabajo desde casa, “así como de la consagración del principio de igual salario por igual trabajo en la legislación laboral mexicana”.