Personas que han vencido el cáncer de mama logran resignificar la enfermedad y cerrar esa etapa con procedimientos reconstructivos como los tatuajes de pezón y areola
Por Natyelly Meneses
Los tatuajes suelen verse como decorativos, pero también pueden ser terapéuticos. Personas sobrevivientes de cáncer de mama logran resignificar la enfermedad y cerrar esa etapa al ver reconstruidos los pezones y las areolas de sus senos.
La tinta llega a lugares que una cirugía no alcanza: al alma y a la autoestima de mujeres que pasaron por una mastectomía.
Dejar atrás el cáncer de mama no significa olvidarlo, reconoce Berenice Vallejo, a quien se lo detectaron en 2010. Hoy, la diseñadora gráfica hace tatuajes de pezones y areolas a quienes, como ella, pudieron vencerlo.
El cáncer de mama es el de mayor incidencia y el número uno en mortalidad por cáncer en México, alerta el doctor Jorge Enrique Monges Jones, jefe de servicios médicos de la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam).
De acuerdo con el especialista en cirugía oncológica, actualmente el tratamiento es personalizado y no siempre es necesaria una mastectomía (la extirpación quirúrgica de una o ambas mamas de manera parcial o completa). Pero reconoce que la mastectomía es muy radical porque implica una mutilación, lo que impacta a las pacientes.
Tatuadoras de sobrevivientes
Berenice Vallejo (IG:berenicevallejo.work) ya se dedicaba a hacer tatuajes decorativos cuando le fue diagnosticado el cáncer de mama, que superó tras dos años de tratamientos y una mastectomía. Recuerda que luego de someterse a una cirugía reconstructiva, uno de sus médicos le propuso tatuar pezones y areolas a sobrevivientes de cáncer de mama. Así, ahora logra un vínculo con las personas que tatúa al haber vencido la misma enfermedad.
Por su parte, Brenda Toski (IG: @btoskitattoo) sabe que los tatuajes que hace ayudan a cerrar una etapa dolorosa. “Lo más complicado es la responsabilidad que se tiene; es entender que no es un tatuaje que dices ‘ay, qué bonito’ y ya, sino es el cierre de toda la historia que tuvieron”, cuenta.
La diseñadora de 31 años, quien empezó a hacer tatuajes de pezones y areolas en 2018, explica que, dependiendo la cirugía, se puede llevar de una a cuatro sesiones. “La piel con cicatrices no cicatriza como la piel sana, a veces el cuerpo expulsa la tinta, por eso tengo que hacer varios retoques”, detalla.
Y su mayor satisfacción ocurre cuando, al finalizar, las mujeres se ven al espejo. “Se sorprenden, como que quieren agarrar el pezón. Les regresa la autoestima; les gusta la idea de verse completas”, dice.
“Me han dicho que no se les va a olvidar lo que les pasó, pero que ya terminó, y a partir de ahí, su vida es diferente”.
Síntomas y factores de riesgo
El síntoma más común es la presencia de un nódulo en la mama, pero otros más graves son:
• Dolor mamario
• Cambios en la piel
• Secreción sanguinolenta por el pezón
• Úlceras
• Dolor generalizado
Por otro lado, entre los factores se encuentran:
• Edad: después de los 40 años se presenta con mayor frecuencia
• Mujeres que empezaron a menstruar antes de los 9 años
• Familiares con cáncer
• Mujeres mayores de 30 años que no hayan tenido hijos
*Texto adaptado para +Chilango