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17 de septiembre 2024
Por: Redacción

Trastornos alimenticios ya no son “enfermedades de chicas”

La obsesión por estar fit hizo que en un año crecieran ocho veces los casos de desórdenes alimentarios en hombres y cinco veces en las mujeres

Por Saúl Hernández

La anorexia, la bulimia y otros trastornos alimenticios dejaron de ser “enfermedades femeninas” en nuestra ciudad. De acuerdo con las estadísticas epidemiológicas de la Secretaría de Salud federal (SSa), los casos nuevos de este tipo de desórdenes se incrementaron después de la pandemia de COVID-19 en las mujeres, pero aún más en los hombres.

Las cifras oficiales revelan que en el año que llegó el coronavirus (2020) la Ciudad de México registró 35 casos nuevos de desórdenes alimenticios en hombres y 104 en mujeres. Un año después crecieron a 45 y 150, respectivamente. Para 2022 volvieron a dar un salto: 190 pacientes masculinos y 541 femeninos. Las cifras no dejaron de aumentar y el año pasado rompieron un récord: 1,483 casos de hombres y 2,694 de mujeres.

De acuerdo con Claudia Unikel, especialista en trastornos de la alimentación del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, la emergencia sanitaria por el SARS-CoV-2 explica parte del fenómeno.

“Fue una situación en donde pudimos observar que la solicitud de consultas a terapia con psiquiatras, con nutriólogos, se incrementó mucho. A la gente la pandemia le generó mucha ansiedad, y a veces la ansiedad se canaliza a través de las formas de comer”.

Pero hay otro factor que también pesa mucho, especialmente en las nuevas generaciones: las redes sociales. “En las redes hay muchísima información sobre los ideales de belleza tanto de mujeres como de hombres, cómo se debe ver supuestamente una persona, cómo debe ser su cuerpo.

Los  jóvenes ven esa información y se empiezan a clavar en querer parecerse a esos ideales, que por lo general son inalcanzables”, sostiene la especialista.

Es entonces que tratan de imitar esos cuerpos ultra delgados o súper marcados con acciones que van desde dietas extremas y rutinas de entrenamiento compulsivas hasta dejar de comer, provocarse el vómito y usar laxantes o diuréticos.

Juan Manuel Mancilla, responsable del Grupo de Investigación en Nutrición de la FES Iztacala, tiene otra visión de los datos de la Secretaría de Salud.

Sostiene que en realidad “son muy pocos” los casos de trastornos alimenticios diagnosticados en el país y puede que lo que realmente estén reflejando las cifras oficiales sean sintomatologías de riesgo, es decir, aquella gente que tiene conductas que eventualmente pueden derivar en un desorden alimenticio, “y eso sí ha venido en aumento”.

“Cada vez tenemos un mayor número de conductas de riesgo a desarrollar el trastorno porque hay más preocupación por la imagen corporal, por tener un cuerpo fitness, por tener un abdomen plano”, explicó el psicólogo de la UNAM.

¿Enfermedad de mujeres?

Ambxs especialistas sostienen que los trastornos alimenticios se presentan mayoritariamente en mujeres adolescentes, de entre 14 y 19 años, “pero yo cada vez he visto más casos de niñas, por ahí de los 11, 12 o 13 años que ya empiezan con esto”, dice Unikel.

Si bien los desórdenes alimenticios pegan más a las mujeres, la experta advierte que “los hombres no están exentos”. Los datos epidemiológicos de la CDMX apuntan a ello. Sólo entre 2022 y 2023 el número de nuevos pacientes varones creció ocho veces en tanto que las pacientes mujeres se quintuplicaron.

Asimismo, mientras que antes de la pandemia uno de cada cinco nuevos casos correspondía a un hombre, en 2023 la proporción se redujo a uno de cada tres. La brecha podría ser más pequeña considerando que “los hombres sienten que es una enfermedad de mujeres y tardan en buscar ayuda de salud, y de terapia ni se diga”.

A diferencia de las mujeres, que desarrollan principalmente anorexia, bulimia y trastornos por atracón, el problema de los hombres parece concentrarse más en la vigorexia.

Se trata de un trastorno mental en el que la persona afectada considera que su cuerpo no está suficientemente musculado y en busca de conseguir su six pack y unos bíceps y pectorales bien definidos, termina ejercitándose a lo loco y afectando su conducta alimentaria con una ingesta exagerada de proteínas y carbohidratos, acompañada del consumo de otras sustancias como esteroides anabolizantes.

Lo que sucede en nuestra ciudad ocurre también en otras latitudes del planeta. En Estados Unidos, por ejemplo, la Asociación Nacional de los Desórdenes de Alimentación (NEDA, por sus siglas en inglés) plantea que una de cada tres personas con algún trastorno de este tipo es un hombre.

Y en Argentina, la proporción de quienes desarrollan desórdenes alimenticios pasó en una década de uno varón por cada diez mujeres a uno por cada seis.

El fenómeno es tal que en la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2022), lxs investigadorxs del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) recomendaron “empezar a explorar a nivel poblacional otros tipos de manifestaciones de insatisfacción con la imagen corporal, como el deseo de musculatura, que de acuerdo con la literatura son más frecuentes entre adolescentes varones”.

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