La combinación de alcohol y café es una alianza improbable que, sin embargo, se ha convertido en una constante dentro del mundo de la coctelería
Si bien podría parecer una combinación contradictoria, la unión de café y alcohol tiene bases químicas que explican su popularidad. La cafeína es un estimulante que bloquea los efectos de la adenosina, una sustancia que induce el sueño, mientras que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Juntos crean una sensación de alerta relajada, un estado que permite prolongar la socialización sin sentir fatiga inmediata. Además, la amargura del café combina perfectamente con destilados como el whisky, el brandy o el vodka, creando perfiles de sabor que equilibran dulzura y profundidad.
Lejos de ser una moda pasajera, la combinación de café y alcohol sigue evolucionando. Con la creciente popularidad del café de especialidad, lxs mixólogxs han encontrado nuevas formas de integrar esta bebida en sus creaciones, explorando distintos métodos de extracción y maridajes con licores artesanales, desde el cold brew negroni hasta versiones reinventadas del carajillo con destilados como el mezcal. Sin embargo, entre las muchas combinaciones de café y alcohol que existen, hay dos que se llevan el trono: el carajillo y el espresso martini. Ambos son, además, icónicos en la ciudad.
Carajillo: rebeldía y tradición
La historia del carajillo se difumina entre la leyenda y la tradición. Una de sus teorías de origen apunta a la época colonial en España, cuando los soldados destinados a Cuba bebían café con ron para darse “coraje” antes de entrar en combate: se armaban un “corajillo” y se iban a la batalla. Sin embargo, esa combinación de alcohol y café tiene registro anterior, de 1831, en el libro El cocinero mexicano, que describe una preparación así: “Se mantiene en infusión por ocho días una libra de café de Moka o del mejor nuestro, tostado y sin moler, en ocho o diez cuartillos de aguardiente refinado: se cuela, se le añaden veinte onzas de azúcar blanca molida, y estando bien disuelta, se filtra el licor y se embotella”.
Otra teoría, acaso más realista, sostiene que el carajillo se originó en las tabernas de Barcelona, donde los trabajadores mezclaban café con licor para mantenerse despiertos durante largas jornadas laborales. Como sea, con el tiempo esta práctica evolucionó hasta convertirse en un ritual de sobremesa en México, donde se prepara con Licor 43. También puede usarse licor de café, Tía María, anís, orujo, coñac, whisky o mezcal.
Espresso Martini: un error afortunado
Si el carajillo es un coctel de raíces populares, el espresso martini es más de meñique alzado. Su historia es mucho más reciente: en la década de los 80, el bartender británico Dick Bradsell trabajaba en el Soho de Londres cuando una modelo famosa (dicen que fue Naomi Campbell) le pidió un trago que la “despertara y la pusiera ebria” al mismo tiempo. Bradsell mezcló espresso recién hecho con vodka, licor de café y azúcar. El resultado fue una bebida intensa, con cuerpo, elegante y con una espuma densa que se ha convertido en su sello distintivo. Con el paso de los años, el espresso martini se ha consolidado como referencia en la alta coctelería en bares y restaurantes de todo el mundo y ha seguido demostrando que el deseo de combinar energía con placer es universal y atemporal.
El café en México
México es el décimo segundo productor de café en el mundo. Al interior del país existen más de 500 mil productorxs, distribuidos en 15 estados y 480 municipios, aunque Chiapas, Veracruz y Puebla concentran en conjunto el 80% de la producción mexicana de café. Otros estados donde se cultiva en menor medida son: Oaxaca, Guerrero, San Luis Potosí, Nayarit, Hidalgo, Jalisco, Querétaro, Colima, México, Campeche, Tabasco y Michoacán. El principal tipo de café producido es el café cereza.
- Hay 4 especies de granos de café. La arábica y robusta son las principales, de las cuales hay múltiples variedades, pero también están la excelsa y la libérica
- En 1475, en Constantinopla (actualmente Estambul), Kiva Han abrió la primera cafetería del mundo
*Texto adaptado para + Chilango diario