Vimos la película completa en exclusiva para contarte detalles de este segundo largometraje de Edgar Nito, que forma parte de la selección de Sitges y el FICM
En el lago de Pátzcuaro la pesca sale podrida. “Es La Miringua”, advierte un pescador; en su rostro se refleja el pavor a este mal. Según la leyenda local, los deseos oscuros del ser humano fueron los que acarrearon el miedo, el odio y la muerte al lugar, cuya naturaleza alguna vez prosperó en armonía. Ahora la oscuridad se manifiesta en forma de una mujer que atrae a las personas al agua para que paguen por sus pecados.
Un cuento de pescadores es la nueva película de Edgar Nito (Huachicolero, 2019), que se acerca al imaginario michoacano para convertir una leyenda purépecha en una producción de folk horror. La mezcla de un reparto coral con el entorno rural busca llevar al espectador a una historia que, en palabras del director, se inscribe en el realismo mágico.
+ Chilango tuvo la oportunidad de ver antes que nadie Un cuento de pescadores previo a su estreno mundial en España en Sitges Film Festival (el encuentro más importante de cine de género) y de ser proyectado en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) como parte de su selección oficial en competencia. En entrevista, Nito nos comparte cómo nació su segundo largometraje.
Cuando La Miringua llama
El director de Un cuento de pescadores es originario de Guanajuato, sin embargo, el lago de Pátzcuaro le es familiar debido a que vacacionaba ahí seguido. Así que no es exactamente una coincidencia que, buscando concentración para escribir, él y el coguionista, Alfredo Mendoza, se hospedaran en una cabaña del lugar. Pero sí lo fue la experiencia que les dio la inspiración para el filme.
“Tienes razón, lo más común de escuchar de allá es sobre el Día de Muertos, he ido y es hermoso. Pero mientras estábamos platicando con la gente, escuchando distintas historias y relatos, nos hablaron de La Miringua. Al llamarnos la atención, empezamos a preguntar un poquito más, nos dijo una persona: ‘mira, hasta hay un librito de relatos’.
Nos lo pasó y una noche, como a las tres de la mañana, leyéndolo, hablaba de una cabaña hasta arriba de la isla donde se apareció una mujer de blanco, La Miringua, que espantaba a la gente.
“Nosotros estábamos situados en esas cabañas exactamente. Se fue la luz en toda la isla y sí nos pegó mientras leíamos en voz alta esto. Nos fuimos caminando hacia el lago y, nombre, lo que dice en la historia es justo que no hay que ir al lago porque sigue que te ahoguen. Nos dio risa y paramos ahí, dijimos ‘órale, qué chistoso’.
Es una coincidencia, lo puedes llamar como quieras, no necesariamente era La Miringua, pero digamos que esa señal fue un motivante para decir ‘hay que hacer una película alrededor de esto’”, relata el cineasta.
A partir de ahí continuaron hablando con habitantes de las islas de Yunuén, La Pacanda, Tecuena y Janitzio para recopilar puntos de vista de sus habitantes, es decir, saber sobre “los que conocían la leyenda, los que no y lo que habían escuchado de sus abuelos”.
Esto mismo influyó en la estructura de la película, describe Nito, pues su montaje abandonó el formato tradicional para que se sintiera más como contar una leyenda, o diferentes versiones de ésta, sin caer en la antología.
También lo anterior explica la elección de un reparto coral compuesto de nuevos y viejos rostros en el cine mexicano como Renata Vaca, Anna Díaz, Noé Hernández, Hoze Meléndez, Jorge A. Jiménez, Alejandra Herrera, Andrés Delgado y Myriam Bravo, entre otros.
“Esto sucede porque leyendas como éstas son muy cortas y normalmente cada quien te cuenta ‘pues a mí me pasó así, a mí asá’. Entonces queríamos recopilar diferentes puntos de vista y construir, a partir de la ficción, que nuestros personajes tuvieran un encuentro con este ser fantástico, pero a la vez pudieras tú creer o no en él”, comenta.
Lo que viven lxs personajes lleva a su vez trasfondo, confirma el director. Miringua significa “olvido u olvidarse”, por ello hace referencia a esa pérdida de la noción del tiempo y el espacio que lleva a alguien a un destino oscuro e inesperado. Queda en el público descubrir las metáforas.
Una vuelta al olvido
Si bien Un cuento de pescadores se ambienta en Pátzcuaro, la filmación requirió otros escenarios principalmente por cuestiones técnicas. El rodaje de seis semanas llevó al equipo también a Zirahuén, Yuriria (Guanajuato) y Quintana Roo. En este último se filmaron algunas tomas debajo del agua, pues la del lago protagonista era un poco turbia.
Asimismo, se representaron tradiciones locales como la Danza del Pescado y la Danza de los Viejitos. Pero lograr que lo sobrenatural se cerniera en los escenarios mediante la fotografía y una paleta de colores definida fue trabajo de Juan Pablo Ramírez.
Nito señala que el cinefotógrafo conceptualizó “un mundo muy oscuro” a partir de lo que leyó en la narrativa de los personajes. En total, el proyecto se llevó poco más de dos años para ver la luz.
El director asegura que no fue una decisión súper meditada que la película cayera en el folk horror, sólo querían retratar su historia “de la manera más apegada a la realidad, pero con cosas de ficción” y de terror.
Aunque “es algo de lo que uno se enorgullece”, concluye, “porque las cosas que se muestran son parte del folclor mexicano. Creo que básicamente lo que hicimos fue inspirarnos en lo que hay en nuestro día a día, en nuestra sociedad y, en este caso, en esta zona llena de tradiciones”.
+Datos extras
- El director dijo sentirse orgulloso de representar a México en un festival tan importante como Sitges, para regresar al país a representar al terror y la fantasía en el Festival de Morelia
- A partir de hoy y hasta el 13 de octubre se llevará a cabo Sitges Film Festival, donde la película tendrá su estreno mundial como parte de la sección Noves Visions
- La edición 22 del Festival Internacional de Cine de Morelia se realizará del 18 al 27 de octubre. El filme compite en la sección de Largometraje mexicano contra 8 más