Al ritmo de “Yo no soy guapo”, de la Sonora Matancera, José Luis Rubio pone a bailar a las personas que se reúnen en un parque ubicado en la colonia Morelos. Sin importar qué tan buenos sean a la hora de mover el cuerpo, estos improvisados bailarines saben que, sobre la pista, los problemas se limitan solamente a no perder el compás, a disfrutar el ritmo, a revivir sensaciones alegres, tristes, pero siempre por medio del cuerpo: bailando.
Una antigua grabadora y discos, casi todos de salsa; eso le basta a José Luis Rubio para ayudar a víctimas de violencia familiar, el crimen o alguna tragedia a recobrar la confianza. Lo mismo hizo después de que su hija Yakiri, el pasado lunes 9 de diciembre de 2013, fuera acusada de matar al hombre que la había violado.
¿En qué momento nació el activismo de José Luis Rubio?
Me convertí en activista defensor de los derechos humanos de manera involuntaria. Cuando pasó lo de Yakiri fue que volteé a ver a las mujeres y lo injusta que es la justicia para ellas. Cuando mi hija hizo su denuncia por violación en la agencia 50 del Ministerio Público, la acusaron de homicidio calificado. Dos hombres, hermanos, habían abusado sexualmente de ella, la habían metido por fuerza a un hotel. En su intento por escapar —uno de los hombres había salido de la habitación—, mi Yaki fue acuchillada en el brazo, se defendió y forcejeó con la intención de quitarle el puñal. En el intento lo dirigió a la yugular de Miguel Ángel Ramírez, quien salió del hotel herido y de inmediato escapó. Ella no sabía que había matado a su agresor. Casi de inmediato le dictaron auto de formal prisión y la trasladaron al Centro Femenil de Santa Martha, pero la amenazaron. Entonces la pasaron al penal de Tepepan, donde estuvo presa durante 86 días.
¿Qué es el exceso de legítima defensa?
El exceso de legítima defensa les daba chance a los agresores de mi hija de salir limpios porque, según, el exceso de legítima defensa es excederse de manera violenta a la hora de defenderse. Me puse a leer la Constitución, la legítima defensa es tan patriarcal: dice que el hombre tiene derecho a defender su vida matando si es agredido en su familia, en sus pertenencias y en su honor, pero jamás dice que la mujer. ¿Dónde entraba mi hija?, tal vez en mis pertenencias.
¿De qué manera utilizaron las redes sociales para este caso?
Mi muro de Facebook se convirtió en una plataforma para hacer denuncias en contra de los abogados y las leyes. Personas muy importantes se me acercaron por ese medio. Ahora lo utilizó para buscar a jóvenes desaparecidas o para denunciar alguna situación.
¿Cuándo se dio cuenta de que el baile puede ayudar a las mujeres que sufrieron algún tipo de violencia?
Empecé a usar el baile como terapia, al ser invitado a dar clases a un Centro Cultural en Azcapotzalco. Decidí cambiarles el nombre a las clases de salsa comunes, para aportar a otras personas, necesitadas de ello, más que a entusiastas bailarines. Al ver que se acercaba gente mayor, me di cuenta de que se podía usar con grupos vulnerables, incluidas las víctimas de la violencia.
¿Un caso de éxito con las terapias?
Muchas mamás me contactan por redes sociales para que las ayude a buscar a sus hijas o para asesorarlas. En una ocasión se me acercó una señora: su hija fue violada cuando iba en una peregrinación de Cuajimalpa a Chalma, la niña estaba muy deprimida. Entonces pensé en el baile, me costó trabajo porque no me permitía que la tocara pero, poco a poco, me fui ganando su confianza. Es un proceso muy difícil, sobre todo para ellas.
¿Cuáles son sus limitaciones a la hora de aplicar la terapia?
Bueno, no he encontrado limitaciones; más bien, lo adapto a las circunstancias. Las opciones van según la persona. Los adultos mayores reciben una clase diferente a la que recibiría una niña violentada sexualmente. Pero más que limitarme, busco opciones y estrategias diferentes. Vengo aprendiendo también de mis propias propuestas.
¿En qué momento nació su gusto por la música y el baile?
Crecí con la música que llegaba principalmente de Cuba: Benny Moré, El trío Matamoros, La Matancera, Los Compadres, Arsenio, Faz, Cunni, etc. Luego la influencia llegó de Colombia y Venezuela; más tarde, de Nueva York y Puerto Rico, nunca imaginé que esos ritmos me iban a ayudar para poder sacar adelante a las personas.
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