Encerrado en el oscuro sótano de una casa de campo, Pablo Betances trabaja en el guion que conquiste Hollywood y cambie la historia del cine para siempre. Su captor es “el más grande director de cine latinoamericano de todos los tiempos”, Santiago Salvatierra, un genio detrás de la cámara, capaz de convencer a cualquiera, pero cuyo gran problema es creer que sabe escribir.
Justo para resolver ese pequeño problema, hace cinco años “atrapó” a Pablo y lo puso bajo tierra y en contra de su voluntad. Los primeros dos guiones de la dupla fueron un verdadero éxito: Palmas y Globos de Oro, el Oscar a Mejor película extranjera, Goyas y BAFTAs en varias categorías. Pero este tercer guion “es el más difícil”.
En su encierro, el escritor es cuidado por Norma, una mexicana que solamente sabe cocinar con cilantro y chile poblano. Desde su celda, mantiene una rutina ordenada que le permita no perder la cabeza: temprano por la mañana escribe en un cuaderno durante una hora todos sus pensamientos y reflexiones, y después los tacha para que nadie más pueda leerlos.
Lo único que lo mantiene conectado al mundo son sus recuerdos: los años que pasó estudiando música para convertirse en guitarrista, su infancia junto a sus padres, sus lecturas, sus primeros cuentos. Y así consigue sobrevivir, un día a la vez, sin tener muy claro qué es lo que le espera en el futuro.
El autor de esta adictiva historia es el argentino Nicolás Giacobone, guionista, junto con Alejandro González Iñárritu, de Biutiful y Birdman (por el cual obtuvo un Oscar), y productor de The Revenant. En El cuaderno tachado, su primera novela, el sudamericano discurre sobre la creación artística y plantea la pregunta: ¿quién es el verdadero autor de una película, el guionista o el director?
(El cuaderno tachado, Nicolás Giacobone, Reservoir Books, México, 2018, 262 páginas, $249)