19 de mayo 2023
Por: Xally Miranda

Espérame al final de la pandemia, una novela de Jaime Ramos para reencontrarse con la felicidad

Fotografía: Cortesía

El escritor tamaulipeco Jaime Ramos refleja en su nuevo libro la batalla que tuvieron que enfrentar millones de personas cuando estuvieron solos consigo mismos durante el encierro por el covid-19

Un enemigo invisible, pero fatal, mantuvo cautivo a todo el mundo durante el 2020. No importaron condiciones como la edad, nacionalidad o clase social, cualquier ser humano era susceptible de sucumbir al covid-19. A pesar de ello, hubo otro antagonista, casi igual de terrorífico, con el cual pelear. Se sentía igual de etéreo y afectó a muchos el encontrárselo en ese momento de soledad: uno mismo. 

En Espérame al final de la pandemia, de Jaime Ramos, los lectores conocerán a Antonio, quien se vio enclaustrado junto con sus “demonios” y la incertidumbre por la inesperada enfermedad. En entrevista, el autor comparte qué hay detrás de su personaje y la transformación que vive, así como el camino que lo ha llevado a él hasta la publicación de esta novela de 400 páginas.

¿Cuál es la situación en la que nos encontramos a Antonio, el protagonista de este libro? 

Antonio se encuentra en un estado anímico, bastante frágil por su viudez, por su soledad. Es un sesentón jubilado que parece que está muy acompañado en una gran ciudad, pero en realidad está muy solo. Si a eso le agregas el aislamiento que provocó la pandemia, empieza él a transformarse y en ese encierro su soledad se agudiza, empieza a cambiar y le surgen algunas personalidades, a la vez que imagina cómo es la ciudad, sus sonidos, la gente, cómo se siente ahora que no está integrado a esa sociedad, que nada más se comunica con el súper a través del teléfono, con el vigilante a través del interphone o con la televisión. Se altera su sistema nervioso y te vas dando cuenta a qué se debe. 

Lo que describes de Antonio es una experiencia que muchos vivieron en la pandemia, ¿pero qué te inspiró a escribir esto? Centrarte en este personaje que, como me comentas, tiene 60 años es una situación bastante específica.

A principios de diciembre de 2019 te dicen “ahí viene el diablo de China, no tarda en llegar aquí”. Pues llega y nos empezamos a encerrar en febrero del 2020. Esos tres meses que vivimos mi familia y yo me dio pie a imaginar cómo lo viviría una persona de esta edad. Las historias las imaginas, pero después viven solas y se van solas, los personajes van tomando vida y senderos que no te imaginas; en la misma historia hay otras historias. Se fue dando así y, posteriormente, empecé a reflexionar sobre cómo es vivir en esta ciudad tan grande como es la Ciudad de México con tu edad, con esta atmósfera, con estas nuevas tecnologías que te arrastran.

Tú tienes seis libros previos antes de esto y noto algo bastante curioso: son de diferentes géneros; incluso hay ensayo. Entonces, ¿cómo ha sido tu evolución como escritor? 

La primera novela fue una historia erótica, pero déjame decirte que el primer ensayo con el que empiezo es Los de arriba, sobre sociología política. Yo trabajé 25 años en el gobierno desde el segundo semestre de universidad. Cuando terminó eso, toda esa experiencia que tuve en el sector público me impulsó a plasmar las “reglas no escritas” del sistema político mexicano. Después viene la historia de Ardiente seducción, que es de un amor muy apasionado, muy fuerte, muy violento, y de ahí unos cuentos muy optimistas que son Historias del más acá de la Ciudad de México. Luego sigue una etapa negra con una novela muy complicada, El duelo de la soledad. Tardé 12 años en escribirla, pero la quise concluir porque ya era un reto conmigo mismo; es una historia muy sórdida de una mujer sola que enloquece y empieza a pelear el territorio de su casa con una rata. Volvemos a la cuestión política con El último cacique, donde todavía ves bosquejada parte de mi experiencia en el sector público, pero ligada a cuestiones de la actualidad: narcotráfico, violencia, cacicazgos… Desde ahí, ya me olvidé de la política, ya no regreso. Me gusta explorar nuevos territorios (como con Tierra Nueva, su segundo más reciente título).

¿Te consideras un escritor diferente al de antes de la pandemia?

Fíjate que nunca eres igual porque vas mutando de acuerdo a la edad, lo que lees, cómo la sociedad te va diciendo que estás cambiando. Cuando uno habla con los hijos te das cuenta que la época que pasaste ya no es la misma. La gente que nos dedicamos a escribir este tipo de historias se va alimentando de su propia experiencia y observación de la sociedad actual. Entonces sí, definitivamente uno cambia, va mutando, no sabes si para bien o para mal, eso solamente el lector lo puede decir, pero tratas de transmitir una riqueza sociológica lo más atractiva posible y lo más enriquecedora para que el lector robe algo, atrape, le guste, lo estimule.

Y en específico con Espérame al final de la pandemia, ¿qué es lo que esperas que el lector se lleve de esta historia? 

Necesitas leer hasta el final para darte cuenta de que detrás de todo lo que esta persona sufre y vive intensamente, esas ansiedades que le afloran a cada hora, hay un dejo de optimismo para que todos podamos alcanzar un cierto grado de felicidad, de que siempre la esperanza está a la vuelta de la esquina, nada más que hay que buscarla. Porque Antonio, a pesar de todo lo que sufre, y sufrió mucho, te da una idea de que la vida, con pandemia o sin pandemia, sigue y siempre hay una luz al final del túnel. Es la búsqueda de la felicidad porque, aunque todos la podemos traer adentro, no te dicen cómo encontrarla. 

¿Entonces para quién es esta novela y por qué necesitamos ese mensaje? Yo sé que la verdad la pandemia de por sí fue desoladora, pero por qué es importante ir hacia ello.

Porque a todos nos pegó. ¿Sabes qué fue lo más pesado? Tantos muertos sin poder despedirte por las circunstancias del contagio, el miedo, el terror. Te queda lastimado el corazón y la desazón te dura quién sabe cuánto tiempo. Es una novela que a todos nos puede llegar por cualquier lado porque fue un fenómeno mundial, inédito. Mira que mi generación ha visto desde la llegada a la Luna, la computadora, el celular, etcétera, ahorita ya anda en Marte, pero jamás habíamos vivido algo como esto. En relación al público, yo creo que es a todo el que esté interesado en cómo vivió una persona la pandemia. Después de una entrevista que me hicieron en la radio, me llega un mensaje que dice: “óyeme, me dio mucho gusto escuchar tu entrevista, voy a comprar tu libro porque mi papá no sale desde que inició la pandemia”. Mira a qué grado nos impactó, cuántos años llevamos y sigue afectando.

¿Hay algún temor al cual te tengas que enfrentar actualmente como escritor?

Pues la única preocupación es que anoche tembló (10 de mayo) y ahí en la novela narro cómo siente el ser humano los temblores en la Ciudad de México. Es terrible porque te vuelves tan frágil ante un fenómeno de la naturaleza… Y tengo miedo de que a México le vaya mal y a que no le vaya bien. Los países no fracasan, fracasan los sistemas políticos, los partidos, las empresas, las personas; pero los países siempre salen adelante, a costos altos, muy dolorosos, muy fuertes… pero vas a ver que México saldrá adelante.

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