La idea de entender los feminismos desde el juego, el cinismo y la confrontación argumental no es sólo un artilugio innovador, sino un agente de cambio; eso es (e)stereotipas, el proyecto académicopop sobre asuntos de género de Estefanía Vela y Catalina Ruiz
¿Cómo nació la idea de hacer (e)stereotipas?
Estefanía: Para mí, nació cuando fui a un programa de radio al que Catalina me invitó a discutir sobre pornografía y feminismo. La pasé tan bien que quise repetirlo. La posibilidad de ironizar sobre algo que muchas veces hay que manejar con tanta cautela — porque para hablar de feminismo sin que uno quede automáticamente descalificado hay que tener mucho cuidado (y ni así)— fue liberador. De ahí coqueteamos con la idea de hacer un programa de radio (idea que no hemos abandonado) y luego saltamos a los videos, que son formatos en los que ninguna de las dos —que nos dedicamos más bien a escribir— nos habíamos clavado. Desde entonces, todo simplemente se ha dado. Es como si hubiéramos liberado algo que ya llevábamos dentro. Nuestras obsesiones en un nuevo formato.
Catalina: Creo que muchas chicas jóvenes, feministas, urbanas en Latinoamérica estamos ávidas de contenidos feministas con los que podamos relacionarnos y, como no los hay, terminamos consumiendo contenido anglosajón. Me parece que en los últimos años ha nacido una alianza muy bonita entre el feminismo y el pop, que ha logrado que muchas ideas del feminismo lleguen al mainstream y se vuelvan aspiracionales. Esto, a su vez, ha creado una generación de chicas feministas e influyentes que sin duda van a cambiar y están cambiando la conversación. Sin embargo, esto no ocurre en español y no para Latinoamérica y por eso algunos debates se han visto estancados (ojo: no todos los casos; en temas como la interseccionalidad, por ejemplo, las latinoamericanas estamos a la vanguardia).
Por otro lado, tanto Estefanía como yo nos dedicamos a escribir textos muchas veces densos sobre el tema, y no tenemos usualmente espacios para jugar y bromear. Cuando hicimos el programa de radio fue clarísimo que queríamos explorar otras formas de decir las cosas en donde pudiéramos incorporar otras estéticas que consumimos ávidamente pero que no habíamos tenido la oportunidad de usar. Cuando ya estábamos emocionadas con el proyecto yo le conté a Marcela, un viernes por la noche tomando en su casa, y me dijo “¿no necesitan una productora?” Y obvio que sí la necesitábamos porque lo que Estefanía y yo hacemos muy bien es hablar y hablar pero se necesitaba a alguien que nos organizara. El ofrecimiento de Marcela llegó como caído del cielo. Ella tiene la experticia técnica para hacer video, el orden mental para aterrizarnos y nos previene de vernos como las viejas sabihondas que somos.
De todos los formatos que existen para abordar el feminismo, ¿por qué eligieron el video?
E: Al menos en mi caso —y sé que el de Catalina es similar—, este proyecto no es el único en el que abordo temas relacionados con el feminismo (o el género). Todo mi trabajo —me dedico a la investigación y a la docencia— es sobre esto. Doy clases, escribo columnas y artículos más largos y académicos sobre estos temas. Es mi obsesión. Ja. Desde aquí, (e) stereotipas es un medio más para tener esta discusión. Para desarrollar estas ideas. Para tender puentes con un público distinto.
C: Lo mismo. Y además me encanta la revolución de Youtube, y lo fácil que es hacer este tipo de contenido (hace unos años hacer video era toda una producción y los canales de distribución estaban monopolizados por empresas como Televisa que jamás iban a hablar de feminismo). Nuestra generación es audiovisual y es emocionante poder aprovechar estos lenguajes.
¿Ante qué necesidad personal surge el proyecto?
E y C: (e)stereotipas surge de nuestra necesidad de divertirnos. De decir lo que en muchos contextos —institucionales, políticos, estratégicos— no se debe decir por cómo puede ser mal interpretado por los detractores del feminismo. Implica perderle miedo a ser tachada de lo que, parece ser, como quiera seremos tachas: locas histéricas exageradas odiahombres del terror.
¿Quiénes están embarcadas en este proyecto, cómo se llaman, cuál es su formación?
E: Yo estudié Derecho. Y me dedico a la investigación y a la docencia, enfocándome en la conexión entre el género, la sexualidad y el Derecho. A ver cómo la (des) igualdad de género se incorpora al mundo jurídico. Al feminismo godín, le llamo.
C: Yo soy filósofa y artista visual con maestría en Literatura pero ejerzo como periodista. Marcela Zendejas, nuestra productora, tiene formación en Producción Audiovisual, es activista por los derechos humanos y trabaja actualmente en A19.
¿Cómo se conocieron?
E: Catalina y yo, por Twitter (si mal no recuerdo, cuando se dio la discusión sobre la campaña “No le des la espalda, dale pecho”). A Marcela la conocí por Catalina.
C: Con Estefanía fue amor a primer tuit. Yo estaba recién llegada a DF y conocía a muy pocas personas. La invité por DM a unos tacos. A Marcela la conocí por mi esposo, quien también trabaja en A19 pero para la oficina internacional. Ambas son de las primeras amigas que hice yo solita (en serio me da orgullo) en este nuevo país (soy colombiana) y eso para mí, como migrante, es algo que respeto y agradezco mucho.
¿Siempre habían tenido interés en trabajar en este tipo de proyectos o lo habían hecho antes?
E: Jamás me imaginé acabar de youtubera wannabe… aunque, debo decirlo, siempre he tenido un amor secreto por el potencial de los videos para cambiar cómo piensan las personas. Ellen DeGeneres, Tina Fey, Amy Poehler y ahora Amy Schumer (con todo lo criticables que pueden ser por muchas razones) siempre han sido una inspiración para mí. Mi sueño es que un día Catalina y yo hagamos un Weekend Update feminista a la Tina Fey y Amy Poehler (aunque Catalina siempre me recuerda que no somos comediantes, yo sigo soñando).
C: Yo estudié Artes Visuales pero no hice el énfasis en Audiovisual sino en Plásticas. Igual muchos de mis amigos de la universidad están metidos en Producción Audivisual y cuando estudiábamos yo siempre era extra en sus trabajos. Por ahí en 2006 pensamos con una amiga en hacer una serie de Youtube, pero ni los medios para grabar ni para editar eran tan fáciles de manejar, ni estaban tan a la mano. Creo que la idea ha estado desde entonces en la parte de atrás de mi cerebro. Ahora, si con “este tipo de proyectos” te refieres a inventarse maneras de llevar el feminismo a todas partes, llevo varios años trabajando en comunicación estratégica y, claro, mucho ha tenido que ver con las redes sociales, que me encantan. En 2007 fundé una revista-ong-semillero de nuevos talentos que se llama Hoja Blanca y el propósito era hacer mentorías y darle visibilidad al trabajo de jóvenes talentos inéditos. También llevo un buen rato trabajando como activista por el derecho a la libertad de expresión y derechos sexuales y reproductivos.
¿Qué fue lo más difícil al empezar con (e)stereotipas?
E: Dado que esto fue inesperado y es por el puro amor al arte, considero que todo ha salido de maravilla. Pero si me lo tomo en serio, supongo que son muchas las cosas que han sido —y son— difíciles. Empezando por: ¿y cómo diablos hacemos que el proyecto se salga de nuestro círculo de amistades? (¿Alguna comunicóloga-mercadóloga-financiadora-publicista por ahí que esté interesada en ayudarnos?)
C: Nada. Me ha hecho muy feliz hacer (e)stereotipas. Lo único difícil es coordinar las agendas de todas, pero es más fácil sacar tiempo para hacer las cosas que uno ama.
¿Cuál es el objetivo principal de este proyecto?
C: El objetivo de (e)stereotipas es hacer accesibles y divertidas muchas de las ideas y discusiones del feminismo. Por lo pronto, para hacer esto, tenemos los videos, pero también hay artí- culos y vendrán podcasts y más cosas; no planeamos limitarnos a ese medio. Queremos influir en la cultura (por eso el pop), dado que para mí los cambios culturales son de las formas de cambio social más duraderas. El otro día una chica nos dijo por tuiter que su novio le hacía fiscalización del tono y que a ella le daba mucha rabia pero que no tenía palabras para explicar por qué. Nos dijo que le mostró el video que hicimos al respecto a su novio y que él por fin entendió cuál era el problema y ahí comenzó un cambio. Creo que esas victorias en lo micro, en lo cotidiano, son muy poderosas; el feminismo ha dicho mil veces que lo personal es político.
¿Cómo es el proceso creativo de las cápsulas? ¿Cómo deciden qué tema van a abordar en cada una?
E: En las cápsulas abordamos temas que ya hemos discutido infinidad de veces. Son constantes que aparecen cada vez que escribimos o damos clases, una conferencia o tenemos una cena. La decisión más difícil es cómo presentar estas grandes discusiones —porque cada una amerita páginas y páginas y páginas de texto (u horas y horas y horas de diálogo)— de forma rápida y divertida. El reto es cómo ‘popificar’ el feminismo.
C: Creo que nos sale mejor cuando es más espontáneo. Reunirnos, reírnos, hablar. Varios videos ni los hemos planeado y esos son los que más me gustan.
E: Como la serie #PreguntasParaFeministas.
El feminismo, por no ser entendido, tiene muchos detractores. ¿Qué las motiva a seguir tratando estos temas que irremediablemente trae haters?
E: A mí me obsesiona cómo es mal entendido el feminismo. Cómo algo tan rico, tan diverso, tan complejo queda reducido a unos cuantos postulados ridículos (estereotípicos). Por supuesto que el feminismo tiene mucho de criticable (de ahí sus tensiones, de ahí las pugnas históricas entre quienes lo abanderan y de ahí su riqueza también). Pero lo más increíble es cómo muchas de las críticas que circulan en redes —en memes, en videos, en Twitter, en pláticas de café— ni siquiera vienen desde ahí: desde el interés genuino por entender esa cosa llamada feminismo y, ya entendido —ya estudiado, ya desenmarañado—, por ver cuáles son sus límites.
Para mí vale la pena tratar de exponer, criticar, desarticular, hasta burlarnos de estas “críticas”, por el solo hecho de que me parecen intelectualmente injustas. Cuando resulta que los derechos de las personas pueden depender de concepciones así —simplistas e ignorantes—, insistir en proyectos como éste se vuelve algo apremiante. No estoy diciendo, por supuesto, que un video va a resolver el problema de la desigualdad (Tampoco, por cierto, una ley aislada o un derecho en papel). Pero puede contribuir a que al menos se piense de manera diferente la desigualdad (Vaya: a que se piense, siquiera, en la desigualdad. Porque hay mucha gente que todavía va por la vida creyendo que vive en un mundo igualitario…).
C: ¡Que nos odien! ¡Que nos teman! El feminismo es imparable y en un siglo va a ser de locos que tuviera tanta oposición en algún momento. Es más: el feminismo es la ÚNICA revolución social efectiva de todo el siglo XX. Hace tres generaciones no podíamos votar, hace tres generaciones era una locura ver mujeres opinando en público. Y lo mejor es que el feminismo ha sido una revolución pacífica, no ha derramado una sola gota de sangre. Así que para mí estamos en el equipo ganador. Puedo entender la resistencia porque el feminismo es una revolución en la distribución del poder, y nadie que tenga poder (en este caso los hombres y/o mujeres que encarnan el sistema patriarcal) lo va a querer soltar, pero que se tengan porque aquí vamos y no tiene vuelta atrás.
¿Qué planes tienen con (e)stereotipas?
C: ¡Seguir con el proyecto! Quizás el año que viene queremos lograr sacar un video semanal. Por lo pronto el plan es divertirnos con lo que más nos gusta, y que ese disfrute se contagie para así crear una comunidad.