El teatro como expresión de la sensibilidad humana se siente a flor de piel con el montaje Un grito de libertad, una versión libre de El Quijote que representa un grupo de presos del Reclusorio Oriente y Santa Martha Acatitla, bajo la dirección de Arturo Morell.
Con 100 actores en escena y quienes están pagando una condena en espera de su libertad, es que se llevó a cabo obra teatral dentro del auditorio del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, donde antes de la presentación, Morell pidió a los presentes sensibilizarse en el tema de la libertad.
El director llevó al auditorio con un mensaje de reflexión hacia el fondo del alma, con una serie de ejercicios de meditación y sentir así una experiencia totalmente emocional, pues como él mismo dijo: “si tocamos el corazón de uno, es un éxito para nosotros”.
Un grito de libertad rinde un homenaje a Miguel de Cervantes (1547-1616) a 400 años de su muerte, manteniendo la vigencia del poeta y dramaturgo español, llevando al público hacia un viaje para olvidarse de los males del mundo y de lo terrible que puede ser estar en una cárcel, ya sea física o mental.
Con 20 mujeres provenientes de Santa Martha Acatitla y 80 del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, el legendario personaje conocido universalmente como el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y su amada Dulcinea, aparecieron en esta obra con una producción que se acompañó de una orquesta en vivo y vestuarios sencillos, pero con una magia centrada en la caracterización misma de los actores. El montaje es una verdadera experiencia de vida, con presidiarios que enseñan su carácter sobre el escenario de manera profesional, sus personajes son ejemplo mismo de la fuerza humana, que a través de este musical tienen un sueño de libertad.
Un incesante movimiento sobre todo el foro y momentos de interacción con el público, es lo que compartieron los actores, quienes hicieron gala de su histrionismo, desde sus gestos, expresión corporal y hasta circense, luego de que se les veía realizar acrobacias sobre tela por las alturas.
Con dosis de comicidad también estuvo presente Sancho Panza, el inseparable amigo de don Quijote, quienes narraron su travesía para evitar ser juzgados por la Santa Inquisición, con un final conmovedor que imprimieron los actores reclusos en una catarsis en conjunto con los espectadores, siendo ovacionados de pie haciendo estallar las emociones y hasta lágrimas.
Con miras a presentarse todos los lunes dentro del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, el montaje Un grito de libertad pude ser visto solamente bajo estricta invitación, luego de enviar solicitud al correo [email protected], mencionando los motivos por los cuales se quiere ver la obra.