#ExcéntricoDF: La Sociedad Astronómica de México

Ciudad

Dato curioso que todo nerd chilango debería saber: la Sociedad Astronómica de México existe desde 1902 y es la segunda más antigua del mundo. Dato aún más curioso: su sede está en la colonia Álamos y es un edificio increíble, con miniobservatorio, planetario y toda la cosa.

En el siglo XIX estaba muy candente la Astronomía, y México no sólo tenía a sus científicos interesados en estudiar lo que había más allá de lo que sus ojitos podían ver, sino el Observatorio de Tacubaya —uno de los primeros del continente— para ponerla en práctica. Con esos antecedentes, en 1902 se formó la SAM, con el lema de “enseñar y comunicar la majestuosa belleza de nuestro Universo” (aaaaw).

En los primeros años peregrinaron de aquí para allá, en lugares prestados, pero en 1945 por fin tuvieron sus propias instalaciones, en un edificio estilo Art Decó tardío, en pleno Jardín Castilla —hoy Parque Coronel Felipe Xicoténcatl— de la colonia Álamos. En su momento, era “muy motherno”. Luego, por desgracia, el lugar quedó en el abandono. Terminó todo mohoso y lleno de ratas. Así lo encontró en 2011 Alejandro Farah, astrónomo y actual presidente de la SAM. Sintió que no podía dejarlo así y, con la ayuda de voluntarios, se propuso renovarlo y lograr que recuperara el brillo de antaño.

Mientras chambeaban, encontraron ahí nomás arrumbado el primer proyector planetario de Latinoamérica, un aparato sorprendente de los años cuarenta que restauraron con mucho amor y paciencia. También descubrieron una colección de libros de Astronomía que incluye títulos de los siglos XVII y XVIII. Y entre la humedad y el cochambre, hallaron documentos firmados por Porfirio Díaz. Desde 2015, todo esto está abierto al público.

La parte más sorprendente está hasta arriba: una cúpula de metal se abre para mirar al cielo a través de un enorme telescopio que, como todo en este lugar, tiene una gran historia. Resulta que fue una pieza donada por Luis Enrique Erro, uno de los fundadores del Instituto Politécnico Nacional y destacado miembro de la SAM. Durante los trabajos de remodelación, el telescopio fue robado (¡chale!). Afortunadamente (porque ya se sabe que la fortuna en la CDMX tiene términos un poco extraños), pudieron encontrarlo en el tianguis de La Lagunilla, y aunque tuvieron que pagar una buena lana (¡chale otra vez!), el aparato volvió a su hogar.

Foto:Lulú Urdapilleta