Fotografía: Cortesía
El Zoológico de Chapultepec se despide con pesar de su querida cebra de Grant llamada “Karo”. La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, a través de la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre, ha anunciado la triste partida de este magnífico ejemplar que recibió cuidados excepcionales a lo largo de 13 años.
Durante el día de ayer, “Karo” presentó signos compatibles con un cólico, una dolencia común en los caballos y también en las cebras, ya que pertenecen al mismo grupo de los équidos. Los veterinarios y expertos en fauna silvestre de la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre brindaron atención y tratamiento constante a “Karo”. Sin embargo, lamentablemente, la cebra falleció durante la noche.
“Karo” nació en el Zoológico de San Juan de Aragón en abril de 2010 y posteriormente fue trasladada al Zoológico de Chapultepec. Durante su estancia en el Centro de Conservación de la Fauna Silvestre de Chapultepec, recibió los cuidados necesarios para tratar una alergia alimentaria. Aunque compartió su recinto con un macho de su misma especie llamado “Niño”, no lograron reproducirse.
Aunque las cebras de Grant no están en peligro de extinción, son una de las especies más emblemáticas de la sabana africana. En su hábitat natural, muchas crías son depredadas antes de cumplir su primer año de vida. Estas cebras son sociables y viven en grupos familiares, junto con otros herbívoros como antílopes y gacelas. Además, cada año participan en la migración terrestre más numerosa del mundo, en busca de lluvias temporales y alimento.
La Secretaría del Medio Ambiente y la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre se despiden y honran la vida de “Karo”, quien fue un verdadero embajador de su especie y de la maravillosa región de la sabana africana. Su presencia en los Centros de Conservación de Fauna Silvestre de la capital permitió educar a los visitantes sobre la importancia de las cebras en el ecosistema y el valor de su conservación.
Este triste adiós nos recuerda la belleza y fragilidad de la vida silvestre, y nos motiva a seguir trabajando para proteger y preservar a todas las especies que comparten nuestro planeta.
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