Desde su creación, el Museo Universitario del Chopo, en la Santa María la Ribera, ha sido uno de los epicentros de la heterodoxia en la Ciudad de México. Hasta la fecha es un refugio “institucional” de grupos contraculturales a quienes en otros lados no pelan: desde punks hasta colectivos que luchan por los derechos de personas con identidades sexogenéricas disidentes. En esta misma línea, uno de los proyectos más recientes del museo es la Fanzinoteca.
En los años 70 aparecieron en nuestro país los primeros fanzines, es decir, publicaciones independientes sin fines de lucro, muchas veces con manufactura casera, que se rolaban de mano en mano y que eran gratis o se vendían a precios simbólicos. Su contenido está al margen del sistema o va directamente contra él. En su diseño, redacción y formación también rompen con todas las reglas de la edición “bien portada”. Su producción y distribución desordenada hacía muy difícil seguirles la pista: ¿dónde estaban?, ¿quién los tenía? Y ahí fue donde se le prendió el foco a la gente del Chopo: había que recopilarlos, ordenarlos y ponerlos a disposición del público interesado en conocerlos.
Si llegas a una biblioteca o a una hemeroteca “normal” y preguntas por los fanzines, seguramente te voltearán a ver con cara de what. Pero este material necesitaba estar en algún lado, porque revela el lado B de la cultura oficial de una época. Es parte de la historia no oficial, y los punks del futuro lo van a agradecer muchísimo.
Varios coleccionistas y artistas han donado sus fanzines a este acervo, como Álvaro Detor “el Toluco”, Miki Guadamur, Nick Zedd, Gelen Jeleton o la editorial ¡Joc Doc! En el proceso de ampliación del archivo, se han realizado exposiciones y se han producido nuevas publicaciones.
La Fanzinoteca se puede consultar en la Mediateca, que está en el último piso del Museo de Chopo (Dr. Enrique González Martínez 10, col. Santa María la Ribera), ya sea de forma digital en las computadoras que te prestan o directamente en los ejemplares impresos.